Mientras que en Europa y Estados Unidos los grandes fabricantes llevan la voz cantante en el despliegue y ventas de coches eléctricos, en China han optado por una estrategia diferente.
El menor presupuesto medio ha permitido la creación de cientos de pequeños fabricantes dedicados a diseñar y construir sus propios coches eléctricos. Normalmente modelos con unos diseños más que cuestionables, habitualmente inspirados en las grandes marcas, unas prestaciones modestas, pero que a cambio cuentan con precios mucho más accesibles.
Lishidedidong es uno de estos fabricantes nacidos por la búsqueda de formas más económicas de moverse. Creada en 2012, se dedica a fabricar coches eléctricos sencillo y baratos. Su gama ha ido creciendo poco a poco, y está compuesta por modelos realmente horrorosos a nivel visual, otros con evidente parecido con diseños conocidos, pero también con unas últimas propuestas que no están nada mal.
Evidentemente no son competencia para los Nissan LEAF y compañía, pero si son una alternativa de bajo coste gracias a unos precios que arrancan desde apenas de 3.000 euros.
Su gama está formada por cuadriciclos de baja potencia, apenas 10 caballos, pero que poco a poco está ampliando en aspecto, prestaciones, pero manteniendo un precio popular.
Una forma de empezar en un sector que cada vez atrae a más y más personas. Un público que quiere beneficiarse de las bondades del coche eléctrico, pero que no tiene posibilidades económicas para hacerse con un turismo de los grandes fabricantes. Un nicho de mercado que ha crecido de forma importante y que ha provocado que cientos de pequeños fabricantes hayan visto en esta tecnología un negocio de presente y de futuro.
Todo esto sin dejar de lado la otra punta de la pirámide evolutiva, ya que además de la oferta de modelos de bajo coste, los chinos disfrutan de una amplia oferta en turismos por parte de sus fabricantes nacionales, como también se fabricantes foráneos que han visto en los eléctricos una forma de penetrar en este mercado.
