Durante el último encuentro de las asociación SAE, el director de ingeniería de motores eléctricos de Ford, Kevin Layden, ha confirmado que de momento no trabajan en el lanzamiento de un modelo de segunda generación.
A pesar de los 4.500 millones de dólares anunciados que sería invertidos, a corto plazo el fabricante norteamericano ha afirmado que se centrarán en el lanzamiento de la nueva versión del Ford Focus, que cuenta con una autonomía de 160 kilómetros bajo ciclo EPA. Un 31% más que su predecesor.
Este modelo como recordamos cuenta con tres novedades importantes, además del incremento de su autonomía. Esto es el un maletero de más capacidad, que pasa de los ridículos 237 litros a unos más interesantes 363 litros, la inclusión de un cargador rápido bajo el formato CCS Combo, y sobre todo un precio que baja hasta la altura de su competencia, 29.170 dólares antes de ayudas.
Pero sin duda lo más llamativo es que el fabricante americano sigue cometiendo los mismos errores que la mayor parte de constructores. Pensar por el cliente. Según Ford, 160 kilómetros son más que suficientes para el día a día de un conductor. Una realidad si simplemente cogemos las estadísticas y las aplicamos de forma literal, pero que no sirve en un mercado donde además de lo que necesitamos, existe lo que queremos.
Y es que la mayor parte de los clientes que podríamos denominar «no convencidos» no están dispuestos a comprarse un coche con sólo 160 kilómetros de autonomía real. El miedo a la autonomía es un factor para aquellos que nunca han conducido un coche eléctrico, o para aquellos que deben hacerlo en zonas con poca infraestructura de recarga. Unos clientes que exigen como mínimo los 300 kilómetros que ofrecerán los modelos de segunda generación.
El Tesla Model 3 es un excelente ejemplo de que la gente está deseando comprar coches eléctricos con más autonomía, aunque sus necesidades sean mucho menores. Incluso podríamos pensar que con un precio algo menos competitivo de los 35.000 dólares antes de ayudas del Tesla, ese producto podría funcionar. Puede que no a los niveles de locura del Model 3, pero sin duda mucho mejor que los logrados por la actual generación del Focus, que ha pasado absolutamente desapercibida por el gran público.
Como decimos, Ford se equivoca al querer decir al clientes que es lo que necesita. Algo que se puede aplicar al resto de fabricantes y que tiene como resultado una oportunidad de negocio sin aprovechar, que sin duda alguien habrá visto y se estará preparando para ocupar.
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Vía | FOLL
