El nuevo presidente de Mazda se muestra favorable a acelerar el programa de coches eléctricos

El nuevo presidente de Mazda se muestra favorable a acelerar el programa de coches eléctricos

3 min. lectura

Publicado: 12/05/2018 09:35

El próximo 26 de junio se producirá el relevo en la presidencia del fabricante japonés Mazda. Un cambio que un fuerte significado simbólico ya que escenifica un cambio de forma de pensar en cuanto a tecnologías como los coches eléctricos.

Y es que hasta ahora Mazda había sido de los que menos había invertido en este sector. Centraba casi todos sus avances en los motores diésel y gasolina, poniendo énfasis en que a estos todavía les quedan muchos años por delante y dejando en manos de sus socios de Toyota la investigación en sistemas alternativos.

Pero al igual que le ha sucedido al anterior presidente de Ford, Masamichi Kogai dejará su puesto en favor de Akira Marumoto. Un perfil más moderno y determinado a acelerar los programas de propulsión eléctricos, abandonando una política que claramente estaba abocada al fracaso, ya sea a medio como a largo plazo.

Para lograrlo, el nuevo presidente de Mazda acercará todavía más las posturas con Toyota. Bajo su asociación, que ha otorgado a Toyota una participación de 5.05% en Mazda y a Mazda una participación de 0.25% en Toyota, las dos marcas japonesas se unirán para desarrollar tecnologías para vehículos eléctricos. Lo harán trabajando con suministradores como Denso bajo una nueva asociación que tiene como objetivo desarrollar una arquitectura común para vehículos eléctricos a la que otros fabricantes de automóviles puedan acceder.

Esta sociedad podría permitir a marcas como Toyota, Mazda, además de otros socios como Subaru, Suzuki y Daihatsu, poder desarrollar coches eléctricos reduciendo de forma notable la inversión al compartir los costes de desarrollo de estas plataformas.

Además desde Mazda y Toyota son conscientes de los retos geopolíticos que se podrían desarrollar en los próximos años, y es por eso que también colaborarán en poner en marcha líneas de producción en los principales mercados. Una forma de reducir el riesgo al impacto de los futuros aranceles, sobre todo para vender en Estados Unidos o China.

No le queda otro remedio a Mazda que pisar el acelerador de los coches eléctricos. En los últimos años ha centrado su inversión en desarrollar vehículos diésel cada vez más eficientes. Pero el estallido del escándalo de emisiones de Volkswagen provocó el inicio de una caída de ventas de este tipo de motorizaciones en los principales mercados. Algo que ha obligado a la marca nipona a buscar un cambio, y será otra persona la encargada de hacerlo.

Vía | Nikkei