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Opinión: El caso Ford podría sacudir todo el mercado del coche eléctrico. Despido del presidente y contratación de uno más abierto a la electrificación

Tiembla Marchionne. Es lo primero que he pensado al conocer el despido fulminante del presidente de Ford, Mark Fields. Un directivo que no se ha caracterizado por su implicación en el desarrollo de un programa real de coches eléctricos,  limitándose a explotar los híbridos enchufables, y a insinuar grandes proyectos de futuro.

Y es que el Sr Marchionne, director ejecutivo del grupo FIAT-Chrysler, lleva la mima o peor dinámica en cuanto a su relación con los eléctricos. Algo que podría pasarle factura, y terminar en la cuneta como el ya ex presidente de Ford. Un aviso que seguro ha corrido como la pólvora por los consejos de aquellos fabricantes que hasta ahora han mirado para otro lado a la hora de electrificar sus gamas.

La cuestión es que los movimientos en Ford no se han limitado sólo a cambiar una figura por otra. El nuevo jefe, Jim Hackett, llega de liderar la división de movilidad inteligente. Un perfil más tecnológico acorde con los nuevos tiempos.

Además del ascenso de Hackett, Ford también ha recuperado a Sherif Marakby. Una figura clave en el sector de la movilidad eléctrica, que hace un año se marchó a Uber buscando nuevos retos, y que ahora trabajará en la electrificación y la conducción autónoma como vicepresidente de este departamento. También han incorporado a Jim Farley, que hasta ahora comandaba Ford Europa, que se convertirá en presidente de mercados globales de Ford, supervisor del programa eléctrico, y que rendirá cuentas directamente al presidente.

Este nuevo organigrama permitirá acelerar los movimientos y reducir los procesos para realizar cambios y nuevas actuaciones. El reto no es precisamente pequeño ya que desde Ford se ha puesto hace unos meses un proyecto para la electrificación de la gama con un presupuesto de unos 4.000 millones de dólares.

El problema hasta ahora es que ese proyecto no ha pasado de las buenas intenciones. Un bloqueo que ha convertido a Ford en uno de los fabricantes peor posicionados de cara al crecimiento del mercado del coche eléctrico. Algo que parece ha sido una de las causas de la pérdida de valor del fabricante, un 40% en el valor de las acciones durante el mandado de su anterior presidente, y que ahora veremos si son capaces de reconducir.

Una revolución dentro de la cúpula que para muchos no será suficiente. Y es que el programa de coches eléctricos de Ford no ha sido en ningún sentido ejemplar. La cuestión es que los nuevos responsables han estado trabajando precisamente en estos proyectos. Un cambio de cromos para el que muchos echan en falta la llegada de nuevos perfiles desde Silicon Valley, que ayude realmente a Ford a dar un salto creíble y sustancial en el sector del coche eléctrico y la conducción autónoma.

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