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Opinión. Los fabricantes de automóviles son acusados por grupos de presión de no lanzar sus coches actualizados para emitir menos por motivos comerciales

Con la entrada en vigencia del nuevo ciclo de homologación WLTP, numerosos fabricantes van a tener que realizar cambios en sus gamas de coches de combustión para poder cumplir con las normativas de emisiones de la Unión Europea, que cada vez se van a ir haciendo más y más restrictivas. Por ello, de cara al año que viene muchos fabricantes están preparando renovaciones profundas en sus gamas de motores.

Por un lado, encontramos el caso del grupo Volkswagen. En gasolina, destaca la llegada del nuevo motor 1.5 TSI Evo, que está llamado a sustituir al 1.4 TSI. Sin embargo, el cambio más evidente lo encontramos en la reaparición de las siglas 2.0 TDI, motor que está llamado a sustituir a todos los diésel de tamaño pequeño y mediano del grupo Volkswagen.

El caso de Renault es bastante similar, pues su gama se va a ver alterada por completo. En gasolina, se van a ver obligados a dejar de fabricar el vetusto 1.2 16 válvulas que todavía ofrecían como entrada de gama en modelos como el Clio, siendo reemplazado por un nuevo 1.0 SCe. Además, el actual 0.9 TCe evolucionará en un 1.0 TCe para cumplir con las normativas de emisiones. Algo similar ocurrirá con el 1.2 TCe, que será sustituido por un 1.3 TCe desarrollado con Daimler (Mercedes-Benz), así como con el 1.6 TCe, que en sus versiones de 200 cv se verá lentamente sustituido por el 1.8 TCe (ya visto en los Alpine A110 y Renault Espace, Talisman y Megane RS).

En diésel, más de lo mismo: el conocido 1.5 dCi pasará a equipar AdBlue, el 1.6 dCi desaparecerá en favor de un nuevo 1.7 dCi, y además, un nuevo 2.0 dCi hará acto de presencia en lo más alto de la gama. Como se puede ver, todas las cilindradas aumentarán, lo que quiere decir que la era del downsizing ha llegado a su fin (consiste en crear motores de pequeña cilindrara con grande turbos, lo que en la práctica supone una mayor cantidad de emisiones de partículas).

Sin embargo, miembros del grupo de presión medioambiental Transport & Environment (T&E) acusan a los constructores de estar retrasando demasiado la llegada de estos motores más eficientes a pesar de tenerlos ya preparados. ¿A qué se debe esto, de acuerdo con los activistas?

Al parecer, los fabricantes quieren exprimir hasta el último momento las antiguas motorizaciones y los modelos sin renovar por motivos de rentabilidad, lo que en la práctica supone que hasta el último momento, no cambiarán a una tecnología más eficiente que a pesar de tener desarrollada, si no fuera por las presiones gubernamentales no lanzarían al mercado.

En definitiva, hasta septiembre muchos fabricantes no pondrán a la venta sus nuevos motores, simplemente para poder estirar al máximo la tecnología actual por motivos de costes.

Opinión:

Es cierto que la mayoría de fabricantes de coches no han cambiado sus motorizaciones hasta que la normativa europea no se ha vuelto más restrictiva. A pesar de todos los cambios que introducirán en los próximos tiempos en sus gamas de motores de combustión, parece que muchas marcas quedarán algo lejos de poder cumplir sus objetivos de emisiones, lo que se traducirá en multas por parte de la Unión Europea.

¿Cuál podría ser la solución? Una apuesta decidida por el coche eléctrico, ya que permitiría rebajar el cómputo de emisiones de las marcas de forma notable. Precisamente gracias al coche eléctrico se estima que Renault y Nissan serán de las pocas marcas en lograr cumplir sus objetivos individuales de emisiones.

Fuente | Transportenvironment.org

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