La empresa norteamericana Scoot Networks, ha confirmado la puesta en marcha de un nuevo servicio de alquiler de motos eléctricas por minutos en Barcelona. Un motosharing que llega a la capital catalana de la mano de una compañía que se ha convertido en una de las grandes estrellas dentro de la industria, y que quiere seguir los pasos de lo lograd por UBER con los coches.
En total el sistema de Scoot arrancará con una flota de 500 motos, fabricadas por Silence, y 1.000 bicicletas. Una nueva oferta que incrementará todavía más la competencia de un sector que no para de crecer.
Para el director ejecutivo de la empresa, Michael Keating, Barcelona es un mercado natural para la compañía, ya que es una ciudad estrechamente relacionada con los scooters. Según el directivo americano «En Barcelona los chicos crecen conduciendo motos en una ciudad con unas buenas condiciones para ello«.
A la expansión de los programas de motosharing en Barcelona está ayudando la negativa desde el Ayuntamiento a conceder licencia a las empresas de car sharing. Incluso la propia UBER ha tenido que cerrar operaciones. Algo que abre todavía más las posibilidades de éxito de los sistemas que usan motos y bicis, como la propia Scoot.
El crecimiento de la empresa pone de manifiesto la popularidad de los nuevos servicios de movilidad en todo el mundo, ya que las startups y los empresarios desarrollan soluciones de última milla que facilita a los residentes de las ciudades el poder renunciar a sus vehículos particulares para sus desplazamientos diarios. Es por eso que los inversores están cada vez más interesados en financiar este tipo de empresas, a pesar de la naturaleza a veces costosa de la puesta en marcha de las mismas. Pero todo apunta a que estamos frente a un crecimiento explosivo de las compañías de transporte compartido.
El mejor ejemplo es la propia Barcelona, que además de la propia Scoot cuenta con otras iniciativas similares como eCooltra, Motit y Yugo. Sistemas que se benefician de aspectos que tienen las motos y no los coches, su mayor facilidad para ser estacionados. Y es que no hace falta acudir a una estación ni a una plaza específica, y solamente hay que cumplir con la normativa municipal y acudir a un lugar habilitado para la misma.
Otro aspecto es su menor coste. Y es que a pesar de que el precio por minuto es muy parecido al de los coches, en el caso de Scoot 0.20 euros por minuto, moverse por una ciudad con una moto suele ser algo más rápido gracias a la posibilidad de sortear los habituales atascos. Sobre todo en las horas de mayor movimiento.
Algo que atrae cada día a más usuarios que aprovechan además para tener en la mayor parte de los casos su primera experiencia con una moto eléctrica, y compartida.
Fuente | Scoot
