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Los proveedores de los fabricantes de automóviles están apostando por el coche eléctrico para aumentar sus ganancias

Los proveedores de la industria automovilística se están preparando para un futuro en el que la electrificación tendrá una posición preeminente en el mercado. Algunos incluso ya se están beneficiando de este proceso. Con restricciones a las emisiones cada vez más estrictas a nivel global, la adopción del coche eléctrico se irá acelerando de forma importante en los próximos años, lo que llevará a los proveedores a tener que adaptar su modelo de negocio.

Según numerosos analistas y ejecutivos de la industria automovilística, en los próximos años todos los componentes de un coche, desde las transmisiones hasta las piezas más pequeñas, pasarán por un proceso de electrificación. Los elementos accionados por electricidad tienen menos partes móviles, son más fáciles de construir y en líneas generales tienen una mayor durabilidad.

Esta rápida evolución permitirá a los nuevos fabricantes, de reacciones ágiles, desarrollar componentes específicos que se adapten a la nueva realidad de la industria, forzando a su vez a las empresas más grandes y asentadas a apostar por la electrificación si no quieren quedarse descolgadas frente a la nueva competencia.

Para GKN, una empresa de ingeniería británica, la electrificación se convirtió en el pilar central de su negocio automovilístico hace dos décadas. Esto ocurrió tras la conocida «prueba del alce» realizada en 1997 por unos periodistas suecos con la primera generación del Mercedes-Benz Clase A, que tuvo un resultado tan desastroso (el coche volcaba) que obligó a la compañía alemana a equipar a todos los Clase A con control de estabilidad de serie.

Por entonces, GKN participaba de forma activa en el diseño y la producción de acoplamientos viscosos para la marca de la estrella. Un acoplamiento viscoso es un dispositivo mecánico que transfiere movimientos de torsión y rotación por medio de un fluido viscoso. Sin embargo, los acoplamientos viscosos de GKN no eran compatibles con los sistemas electrónicos del control de estabilidad que utilizaban varias compañías de automóviles. Como resultado de esto, que suponía una amenaza directa para el producto más importante de GKN, la empresa comenzó a desarrollar sistemas electromecánicos que sí eran compatibles.

Los proveedores de la industria del automóvil dependen a día de hoy de tecnología poco avanzada, con componentes como filtros de aceite, intercoolers, turbos y otras piezas que poco a poco irán desapareciendo según se vayan extendiendo los coches eléctricos en el mercado. Un tren motriz eléctrico utiliza muchos menos componentes, es más sencillo y barato de fabricar, y su rendimiento depende en gran medida del software, por lo que numerosos proveedores están apostando por este tipo de sistema propulsor para aumentar sus ganancias.

Fuente | Automotive News

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