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Ahora no Permitir

Europa es muy pesimista con la implantación del coche eléctrico en España. Apenas el 2% de cuota para el 2030

El anuncio del borrador de la Ley de Transición Energética que ha presentado hace unas semanas el gobierno de España, y que contempla la prohibición de ventas de coches dotado de un motor de combustión en 2040, ha provocado muchas ampollas en la industria del petróleo, pero también dentro de los fabricantes de coches. Sectores que se han levantado en armas ante una propuesta a largo plazo que se extiende como la pólvora por el resto de Europa, pero que ha sido acogida con temor por la industria tradicional.

Ahora es la propia Comisión Europea la que echa un jarro de agua fría al proyecto del gobierno, indicando que las ventas de coches eléctricos en España continuarán siendo testimoniales al menos en los próximos 10 años.

Según un informe de la UE, en 2030 los coches eléctricos a batería ocuparán apenas el 2% de la flota del país. Algo que tiene que ver con las bajas ventas, pero también con que no hablamos de cuotas de matriculaciones, sino del total de vehículos, teniendo en cuenta una flota diésel envejecida pero que continúa circulando.

Para la UE, el protagonista en los próximos años serán los coches híbridos, cuyo peso pasará de una cuota casi testimonial, a ocupar el 25% de la flota para 2030. Una cifra en la que se incluyen unos híbridos enchufables que contarán con un 5% de cuota. Algo que permitirá a estas dos tecnología acercarse a los modelos diésel que todavía contarán con el 27% de los vehículos en circulación por nuestras carreteras.

Desde la industria de la fabricación de coches, y la distribución de carburantes, se ha pedido al gobierno que mantenga una posición neutral en cuanto a las tecnologías a promocionar. Según las conclusiones de la última reunión de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) para lograr los objetivos de reducción de emisiones y descarbonización en materia de movilidad, las diferentes tecnologías deberían competir entre sí.

Opinión

Por supuesto, cada uno tira del carro para donde le conviene, y a los productores de carburantes lo normal es que se pida el inmovilismo del gobierno, para continuar anclados en un modelo caduco y perjudicial no sólo para la economía del país, sino también para la salud pública.

Pero por otro lado resulta extraño el pesimismo de una Unión Europea que estima que para 2030 apenas habrá circulando por nuestras carreteras 600.000 coches eléctricos.

Si tenemos en cuenta que a finales de este año se estima que habrá unos 25.000 coches eléctricos matriculados en España, de los cuales casi la mitad se venderán solo en un 2018 que verá crecer las cifras un 200% respecto al pasado ejercicio. Esto supondría que entre 2019 y 2030 se tendrían que entregar unos 52.000 coches cada año.

Un número que incluso con la pequeña oferta actual, la baja capacidad de producción, y la ausencia de ayudas, parece más que asequible a dos años vista (2021). Por lo que tendríamos nueve años para mejorar los números y superar de esa forma los 600.000 coches en la carretera, aumentando ese paupérrimo 2% de cuota.

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