A pesar de que apenas hace tres semanas del inicio de las entregas del Model 3, Tesla se ha colocado como primera marca en número de matriculaciones de coches eléctricos en España en el acumulado de este 2019. Un duro golpe a los fabricantes tradicionales que se han quedado de brazos cruzados viendo llegar la avalancha foránea.
Los datos son abrumadores, y eso que el desembarco de Tesla se está realizando a marchas forzadas debido a la necesidad de importar todos sus vehículos desde California. A eso añadir que de momento sólo está entregando unidades de sus versiones más costosas, lo que reduce el arco de clientes a los que puede llegar.
A día 7 de marzo, entre todos sus modelos, Tesla había matriculado en España un total de 300 unidades, lo que supone no sólo colocarse en primera posición en el acumulado del año, sino lograr un crecimiento anual de nada menos que el 867% respecto al mismo periodo del pasado año. Algo que tiene muchísimo que ver con la llegada del Model 3. Una Tesla que ve como el Model 3 se hace con casi la totalidad de las ventas en nuestro país, con un Model S que entre enero, febrero y la primera semana de marzo apenas ha llegado a las 14 unidades, un 22.2% menos que el año anterior, y un Model X que acumula exactamente la misma cifra que el ejercicio anterior a estas alturas, 13 unidades.
Por detrás vemos que Nissan aguanta a duras penas la segunda posición con 289 unidades matriculadas del LEAF. Un dato que dentro de lo negativo de perder la primera posición, al menos es un 240% más de las entregas del pasado año cuando todavía no había comenzado las entregas de la nueva versión.
Muy cerca de Nissan se coloca Hyundai, con 253 unidades entregadas del Kona y el IONIQ eléctricos. Algo que les permite dar un importante salto adelante respecto a un 2018 con un crecimiento del 565%. También buenas cifras para una Smart que se coloca en la cuarta posición, con 196 unidades matriculadas del ForTwo y el ForFour, y un incremento respecto al pasado año del 28.5%.
El dato más preocupante sin duda nos llega desde Renault. El otrora líder del mercado se ha visto superado sin paliativos en este inicio de año con una caída hasta la quita posición de ventas en lo que llevamos de 2019, con apenas 145 unidades matriculadas y un 34.98% menos que el pasado año a estas alturas. Un factor que además supone que Renault sea junto con Peugeot la única marca que ve bajar sus cifras de matriculaciones de coches eléctricos este año, y camino de ser superada por BMW y Volkswagen.
Unas cifras que este mes de marzo pintan incluso mucho mejores para una Tesla que a día 7 de este mes ya acumulaba 74 matriculaciones. Una cifra que podemos comparar con las 22 que lleva Smart, las 14 de Volkswagen, las 4 de Nissan y las 5 de Renault.
Ventas hasta el día 7 de marzo
Marca |
Hasta 7 de marzo |
Acumulado 2019 |
Diferencia 2018 |
|
Tesla | 74 unidades | 300 unidades | +867% | |
Nissan | 4 unidades | 289 unidades | +240% | |
Hyundai | 7 unidades | 253 unidades | +565% | |
Smart | 22 unidades | 196 unidades | +28.5% | |
Renault | 5 unidades | 145 unidades | -34.98% | |
BMW | 5 unidades | 126 unidades | +50% | |
Volkswagen | 14 unidades | 95 unidades | +111% | |
Jaguar | 5 unidades | 51 unidades | –% | |
KIA | 5 unidades | 42 unidades | –% | |
Citroën | 1 unidad | 27 unidades | +400% | |
Audi | 0 unidad | 9 unidades | –% |
Opinión
Sin duda estamos siendo testigos de un suicidio en directo de los fabricantes europeos que a pesar de que la tendencia hacia los eléctricos estaba clara que se impondría en algún momento, no sólo no han apretado el acelerador y se han lanzado a diseñar una gama de coches que encaje a los clientes y buscar la forma de asegurarse un suministro estable de baterías, sino que incluso se han relajado y se han sentado tranquilamente a la espera de acontecimientos.
Los directivos de las grandes marcas, con sus sueldos millonarios, viven con la tranquilidad que a corto plazo sus puestos y sus privilegios están asegurados, mientras que desde Estados Unidos y desde Asia están tomándose la evolución de la industria de una forma mucho más seria y ambiciosa.
No hay más que ver el stand de Ginebra de marcas como Renault, donde la única presencia eléctrica destacable es el Renault ZOE, a la venta desde 2012. Ni prototipos ni próximos lanzamientos. O de Nissan, donde el gran protagonista es un híbrido no enchufable que además llegará dentro de tres años.
Algo que tendrá como resultado un verdadero desastre para la industria del automóvil europea, que cuando quiera reaccionar será demasiado tarde y tendrá que repartirse el mercado con marcas que hasta ahora ni se pensaba que podrían llegar a Europa. Algo que supondrá importar coches desde Estados Unidos, Corea y China o Japón, en lugar de fabricarlos de forma local.
Podemos pensar que hay grandes planes de grupos como Volkswagen, Daimler, BMW…pero son proyectos con los pies de barro ya que han dejado para otro momento el aspecto crucial de desarrollar su propia producción de baterías. Un factor que tendrá que ver mucho no sólo con la cantidad de baterías que reciban, y sus precios, sino también al desarrollo de los coches que estarán mediatizados en sus evoluciones a los secretos trabajos de los fabricantes de baterías.
Por otro lado los fabricantes tradicionales tienen un escollo importante en el modelo de negocio actual. Un formato basado en los concesionarios que hace que el margen por unidad vendida sea muy bajo. Algo que con los coches eléctricos además tendrá el problema para estos concesionarios por la bajada del gasto por vehículo en mantenimientos. Y si no se gana por un lado, tendrán que reclamar a las marcas por el otro.
¿Qué tendrían que hacer las marcas?
La línea a seguir lleva más de 10 años mostrándola Tesla. En el futuro no será necesaria una red de concesionarios tan amplia, centrándose las ventas en internet. Luego simplemente necesitarán unas pocas tiendas y servicios técnicos a donde los clientes puedan ir a recoger sus coches, realizar las pruebas, o llevarlos a realizar revisiones o mantenimientos. Incluso aquellos que no quieran o no puedan realizar el desplazamiento hasta el centro más cercano, deberían poder acceder a un servicio de recogida a domicilio y devolución de su vehículo. Un servicio de pago que servirá a los concesionarios para explorar nuevos nichos de mercado que compensen la inevitable bajada de ingresos.
Además tendrían que crear una red de recarga pública y accesible las 24 horas del día, con tarifas de recarga justas. Algo que algunas marcas intentan con IONITY, en la que por cierto no está ni Renault ni Nissan, entre otros muchos. Algo que podrían tener ya desarrollado con la misma inversión de no ser por empeñarse en situar estos costosos cargadores dentro de las concesiones, limitando su uso al horario comercial y al permiso o no del responsable de dicho establecimiento.
Por otro lado los fabricantes deberían ver qué es lo que se demanda en el mercado. Desde pequeños utilitarios de baja autonomía y precios asequibles, pasando por compacto y todocaminos de precios medios, llegando a berlinas de amplia autonomía dotadas de sistemas de propulsión potentes un cargador compatible con las recargas rápidas, y que gracias a su precio permitan a las marcas poder jugar algo más con los márgenes.
Por supuesto, unos precios que necesitan una urgente revisión ya que la bajada de costes de Tesla ha dejado en evidencia que los modelos a la venta sufren de una inflación artificial en sus tarifas más que evidente. Y como ejemplo los 7.000 dólares que bajará el Chevrolet Bolt después de confirmarse la llegada del Tesla Model 3 Standard. Una rebaja anunciada justo después del anuncio de Tesla. No antes.
Por supuesto todo esto necesitaría no sólo una gran inversión, sino también directivos atrevidos y visionarios. Algo que está claro no tenemos en la actualidad, por lo que los consejos de administración deberían empezar la casa por los cimientos, y renovar sus directivas con ejecutivos con una mayor ambición que eviten el colapso de los grandes fabricantes europeos.