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¿El coste de los taxis autónomos será competitivo frente a los de un coche en propiedad?

En Estados Unidos se libra una batalla por dominar la carrera de la conducción autónoma y los servicios asociados, sobre todo los de transporte de pasajeros. Esto va de la mano con el coche eléctrico. En este sentido, General Motors y Tesla son ejemplos claros de fabricantes de eléctricos que tienen líneas de desarrollo complementarias. Diversos analistas sugieren que las acciones de GM parecen ser la mejor apuesta actualmente, teniendo en cuenta la volatilidad de las acciones de Tesla.

GM es el miembro más ‘barato’ del S&P 500 en relación con las ganancias ofrecidas, con un buen rendimiento de dividendos. Los análisis agregan que en un caso extremo en el que los proyectos de coches eléctricos no sean viables, algo improbable la verdad, Tesla no tiene un plan de respaldo, mientras que GM puede seguir fabricando SUVs, pickups y demás modelos de una nutrida gama de ‘combustión’.

Lo mismo podría decirse de los taxis autónomos, a juzgar por un nuevo informe de UBS. Una reciente ronda de financiación valoró a Cruise, división autónoma de GM, en 19 mil millones de dólares. Una visión del futuro de la conducción sostiene que los coches eléctricos autónomos que prestarán servicios de transporte de pasajeros, algún día reemplazarán al modelo tradicional de propiedad de automóviles. Si es así, Cruise de GM podría estar lista para este escenario.

Sin embargo, para que eso suceda, el coste de los taxis autónomos tendría que situarse por debajo del costo de la propiedad del automóvil para que, al menos, sea competitivo. Se calcula que la propiedad de un coche cuesta alrededor de 72 centavos de dólar por milla, unos 40 céntimos de euro por kilómetro. En un estudio reciente, Ashley Nunes, profesora e investigadora del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), cifró el coste (al cambio) de un taxi autónomo sería de entre 0.88 y 3.35 euros por kilómetro.

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«En un modelo único de pasajeros, encontramos que los costes de utilización deberían mejorar en casi un 100% y los márgenes reducirse en un 37% para que los vehículos autónomos se equiparen en coste con sus contrapartes convencionales», concluyó Nunes en un informe sobre el estudio. «La consideración de los costes de oportunidad de conducir son parte integral de la adopción generalizada de una tecnología que puede mejorar dramáticamente los resultados de salud pública».

En otras palabras, los taxis autónomos no funcionarían solo con fines de lucro. Para comprender el beneficio real habría que incluir aspectos como la reducción de la contaminación del aire, reducción de accidentes de tráfico, aumento de la productividad ligada a la reducción de los tiempos de desplazamiento, así como acceso a estos servicios en zonas rurales o recónditas.

El analista de UBS, Colin Langan, sopesó estos aspectos y comenta que será difícil que el coste de los taxis autónomos se sitúe por debajo del de propiedad, especialmente en los entornos rurales, en donde la demanda será baja. También entre los conductores de bajos ingresos, para quienes el valor del tiempo ‘libre de conducción’ es menor. Pero su análisis de la ciudad de Nueva York estimó que el coste por kilómetro de un taxi autónomo era menos de la mitad que el de un coche en propiedad. Llegó a la conclusión de que la oportunidad es grande para los ‘jugadores autónomos’ Alphabet, GM y Aptiv, sin olvidar a Tesla.

El tiempo dirá, y al final será el usuario el que determine si el coste por kilómetro de un taxi autónomo valdrá la pena teniendo en cuenta aspectos como el ahorro de tiempo y reducción de contaminación en el caso de grandes ciudades. En los entornos rurales hay mucho para estudiar, otro nicho a explorar es el transporte de personas mayores, o como la conducción autónoma puede penetrar en sectores como la distribución y vehículos de emergencias. En resumen, el futuro es prometedor y hay competidores muy serios.

Vía | Barrons

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