Cuando pensamos en un deportivo, la primera imagen que cruza nuestra cabeza es la de un coche bajo y ancho, con un potente motor de gasolina, una carrocería probablemente pintada en color rojo… y un Cavallino Rampante sobre el capó. Sí, Ferrari ha sido durante décadas considerada como la quintaesencia de los coches deportivos.
Sin embargo, los tiempos están cambiando, y con ellos la concepción que tiene la industria de este tipo de vehículos. Los superdeportivos e hiperdeportivos de combustión tienen los días contados, según muchos expertos. No solo debido a la cada vez más fuerte hibridación que sufren para poder cumplir con los requisitos ambientales actuales, sino por la rápida evolución del coche eléctrico.
Marcas como Rimac, Tesla o Pininfarina ya han mostrado a través de sus modelos C_Two, Roadster y Battista que una arquitectura 100% eléctrica puede ir en términos de rendimiento más allá que joyas de la ingeniera como el Bugatti Chiron, cuyos 1.600 cv de potencia (versión Super Sport 300+) palidecen frente a los alrededor de 2.000 cv que lucen algunos de los modelos anteriormente citados.
No es de extrañar por tanto que firmas tradicionales como Lotus, Aston Martin o Porsche estén comenzando a lanzar modelos eléctricos (Evija, Rapide E, Taycan…), si bien hay algunas que todavía se resisten. El mejor ejemplo lo encontramos precisamente en Ferrari, que si bien cuenta con modelos híbridos (LaFerrari, SF90 Stradale), por el momento no dispone de ningún eléctrico.
Sin embargo, Louis Camilleri (director ejecutivo de Ferrari) ha confirmado de forma oficial que la marca lanzará un gran turismo 100% eléctrico… «después de 2025». Para la mítica firma italiana, el futuro a corto plazo seguirán siendo los híbridos, tanto convencionales como enchufables (el antes mencionado SF90 Stradale es el primer PHEV de la empresa). El directivo explica que esta decisión se debe a que tanto la autonomía como los tiempos de carga de los coches eléctricos actuales son insuficientes.
Ferrari a día de hoy pertenece a Exor, el conglomerado empresarial de la familia Agnelli que también controla FCA (FIAT-Chrysler). Aunque se considera a Ferrari como una empresa independiente desde hace unos años a pesar de compartir dueño con FCA, los lazos que unen al fabricante de deportivos y al grupo automovilístico son innegables, como demuestra el motor V6 biturbo de origen Ferrari que emplean los Alfa Romeo Giulia QV y Stelvio QV.
FCA actualmente está en conversaciones con PSA (Peugeot-Citroën, Opel) para fusionarse y formar el cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo. En este contexto, parece obvio que FCA-PSA y Ferrari podrán beneficiarse mutuamente de sus respectivos desarrollos tecnológicos. Por lo tanto, si algo es seguro es que cuando el primer Ferrari eléctrico llegue al mercado no decepcionará, pues la maestría técnica de los ingenieros de Maranello, el poder económico de Exor y los vínculos con FCA-PSA garantizarán la creación de un modelo prometedor… al que todavía tendremos que esperar como mínimo cinco años.
Fuente | Reuters
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