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Mercedes rebaja un 50% las expectativas de ventas del EQC en 2020 por la falta de baterías, y le echa la culpa a Tesla

El proyecto del coche eléctrico de Mercedes no ha comenzado de la mejor de las maneras, y es que el EQC se ha convertido en un verdadero dolor de muelas para el fabricante alemán. Primero por el bajo número de unidades vendidas en 2019, y ahora por la reducción de las previsiones de este 2020.

En 2019 Mercedes esperaba poder vender 25.000 unidades del EQC. Una cifra llamativa para una marca que no se caracteriza por los elevados volúmenes. Pero finalmente la cifra de entregas ha sido mucho más modesta, quedando la misma en apenas 7.000 unidades.

Según informa Reuters, este 2020 los alemanes contaban con una estimación de elevar la producción hasta lograr 60.000 unidades. Una cifra que acaban de rebajar hasta las 30.000 entregas. 

La razón que esgrimen los medios alemanes se centra en los problemas que está teniendo Mercedes para lograr un suministro fiable y suficientemente robusto de baterías. Un cuello de botella que pone en grave riesgo no sólo los objetivos de ventas del SUV eléctrico para este año, sino también los objetivos de reducción de emisiones necesario para cumplir con las nuevas normas de Europa.

Según los datos actuales, en 2018 la media de emisiones de Mercedes era de 128 gramos de CO2 por km. Una cifra que tendría que bajar hasta los 103 gramos de CO2 por km. De no lograrlo, la marca se enfrenta a unas multas que en 2021 pueden llegar a los 997 millones de euros.

¿Y de quién es la culpa de todo?. Según el jefe del comité de empresa de Daimler, Michael Brecht, la culpa la tiene Tesla al comprar a la empresa de ingeniería Grohmann Engineering. Un especialista en automatización de producción de baterías que hasta entonces trabajaba con Mercedes ayudándoles a desarrollar la capacidad de producción de sus propias fábricas de baterías.

Un imprevisto que ha alterado los planes de Mercedes que ha visto como esta adquisición les impedía poder acelerar la producción de baterías, con el consiguiente frenazo en la producción, que además ha supuesto el retraso del lanzamiento del EQC en Estados Unidos hasta 2021.

Opinión

Ahora queda por ver si el resto de lanzamientos eléctricos de Mercedes también sufren un retraso, o una alteración, en sus volúmenes de producción por culpa de un problema que las marcas hace años que tendrían que haber comenzado a trabajar, pero que han dejado para el último momento con el resultado que estamos viendo. Unas inversiones que han evitado y que ahora se transformarán en una pérdida de competitividad, y unas multas que parece se convertirán en la tónica habitual en los próximos ejercicios.

Una Mercedes que a pesar del aumento de ventas de los últimos ejercicios, esta viendo como los beneficios se diluyen entre sus manos, y si en 2017 los beneficios netos fueron de 10.600 millones de dólares, en 2018 bajaron hasta los 7.200 millones. Cifra que a falta de los resultados definitivos de 2019 se estiman se situarán en torno a los 3.200 millones de euros. Unos balances a los que a partir de 2021 tendrán que restar las cuantías de las multas de Bruselas por las emisiones.

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Vía | Reuters

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