La Vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha realizado unas declaraciones a RNE en las que indica que la administración está trabajando en las fórmulas que permitan acelerar la transición ambiental y la reducción de emisiones. Y uno de los aspectos más importantes será el incremento de las ventas de coches eléctricos que podrían beneficiarse de una reducción del IVA.
Para la Ministra, este formato es muy interesante, aunque no falto de complicaciones. Entre ellas el de la necesidad de contar con la aprobación de Europa, que deberá dar el visto bueno a una medida que se lleva usando unos años en Noruega, donde los compradores están exentos no sólo del pago del 25% de IVA, sino también del impuesto de matriculación.
Entre los puntos fuertes de este formato está la menor complejidad burocrática a la hora de tramitar las ayudas. Un descuento que debería realizarse de forma automática en el concesionario y que no tendrá impacto en forma de la temida devolución que el sistema de ayudas actual tiene entre los usuarios.
Entre los puntos negativos es que una exención directa es un sistema menos equitativo y que no tiene en cuenta la renta del comprador, y que además no afectará a las empresas que ya pueden desgravarse el IVA en su compra. Algo sobre lo que hace mención la Ministra. «En ocasiones, si no se hacen bien las cosas puede haber una necesidad de acompañar con medidas sociales en ese proceso de transformación, para que la absorción de algo que hasta ahora no estaba gravado y que pasa a ser gravado no recaiga en rentas que de algún modo necesitan estar preparados para lo que se quiere conseguir pero que, de entrada, no lo tienen tan fácil».
La solución puede ser el formato de Francia, donde el gobierno financia su programa de ayudas con los impuestos que pagan los coches más contaminantes.
En el caso de España esto se regula con el Impuesto de Matriculación, que ya otorga un 0% para los coches con menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro. Un sistema que en nuestro país se ha quedado claramente obsoleto ya que supone que un vehículo cuyas emisiones bajo el ciclo homologado estén entre los 160 y los 200 gramos de CO2 por kilómetro, pagará de media un 11% de impuesto. Algo que se traduce para un vehículo con motor de combustión, matriculado en Extremadura, y un precio base de 30.000 euros, tendrá que abonar un impuesto de apenas 3.300 euros.
En Francia este mismo vehículo tendrá que pagar 12.500 euros en impuesto de matriculación, y eso independientemente del coste del coche ya que solo contemplan las emisiones. Un dinero que luego destinan al programa de ayudas a la compra de coches eléctricos cuyos propietarios podrán acceder a una ayuda de 6.000 euros para vehículos cuyo precio esté por debajo de los 60.000 euros.
La parte positiva de la exención del impuesto de matriculación es que es una competencia que no depende de Europa, y España podría ponerla en marcha sin problemas. En el lado negativo que al ser una competencia de las autonomías, algunas ya están aplicando el máximo descuento con exención total, mientras que otras aplican el máximo del 15%. Algo que supondrá en la práctica que en algunas regiones el ahorro será de cero.
La conclusión es que estamos ante un escenario complejo, donde desde la administración tendrán que trabajar para lograr encontrar el mejor sistema posible para acelerar las ventas de coches eléctricos tanto entre los particulares, como entre las empresas que se han convertido en uno de los motores del sector en estos primeros años.
Una disyuntiva que desde el Reino Unido han propuesto solucionar de una forma radical, y donde la Asociación de Automovilistas ha propuesto una exención del IVA para los coches eléctricos, al mismo tiempo que se mantienen los 5.500 euros de ayudas a su compra.
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Fuente | RNE (a partir minuto 3:23)