El ayuntamiento de la capital de Colombia, Bogotá, ha apostado por la transformación de su flota de autobuses en eléctricos. Una apuesta que ahora se ha transformado en un nuevo pedido de 596 unidades, que formarán la flota de este tipo de modelos más grande del mundo fuera de China.
Con esta adquisición otorgada al fabricante chino BYD, la empresa de transporte de Bogotá, TransMilenio apuesta por una movilidad más sostenible que además de reducir las emisiones y los gastos operativos, también servirán para reactivar la economía ya que unos de los requisitos del concurso era que los buses fuesen carrozados en el país. Esto se realizará en la planta situada en Cerritos, que comenzará sus trabajos este verano con unas primeras entregas que tendrán lugar a principios de 2022.
La ciudad invertirá 1.494 millones de euros al cambio en la adquisición, además de otros 1.140 millones de euros en los gastos operativos y de mantenimiento de la flota en los próximos 15 años que durará el contrato.
La capital colombiana tendrá la flota de autobuses eléctricos más grande fuera de China, adelantando en la región a Santiago de Chile, que tiene 776 autobuses 100% eléctricos. Una tendencia que se está extendiendo poco a poco por la zona y por ejemplo las ciudades de Medellín y Cali cuentan con 65 y 35 autobuses eléctricos respectivamente.
Pero este hito de Bogotá no ha tenido un camino fácil. En dos pedidos han logrado superar las 1.000 unidades encargadas. Una situación que ha tenido que superar la gestión del anterior alcalde, Enrique Peñalosa, que justo al final de su mandado ordenaba una renovación de la flota principalmente con modelos diésel y a gas y que condenaban a la ciudad a otros 20 años de emisiones y gastos elevados en combustible y mantenimientos.
La situación se pudo revertir con la fuerte presión realizada por los grupos ambientalistas y miles de ciudadanos que protestaron por esta decisión sin sentido, y que finalmente pudo rechazarse para dar un nuevo rumbo y apostar de forma definitiva por los modelos eléctricos ya con la nueva alcaldesa, Claudia López Hernández.
Un ejemplo de que a pesar de que la tecnología ya pueda ofrecer una alternativa más sostenible, muchos políticos todavía no son conscientes de su enorme potencial y continúan renovando las flotas municipales con vehículos diésel. Algo que Bogotá nos ha mostrado que puede y debe ser contestado por la ciudadanía que debe mostrar su opinión al respecto.
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