La movilidad cero emisiones encabezada por la revolución del coche eléctrico está demostrando cada día, como la alternativa de un medio de transporte libre de emisiones no tiene nada que envidiar respecto a la los automóviles dotados de motores de combustión interna.
De hecho la única arma esgrimida por los vehículos de gasolina o diésel es su autonomía respecto a la ofrecida por los primeros coches eléctricos. Esta diferencia, basada más en el soporte de una red de gasolineras verdaderamente capilar a nivel global, ha sido la gran baza esgrimida durante décadas.
La realidad del mercado actual de automóviles muestra cómo, este factor se ha reducido hasta el punto de que, en los próximos años, no servirá como elemento diferenciador.
La llegada de coches como el Lucid Air, el Mercedes EQS, o el eterno Tesla Model S, de muestran que la supremacía de los combustibles fósiles ha llegado a su fin. Como muestra cabe destacar el ranking delos coches eléctricos con mayor autónomía del mercado nacional, publicado por FCE.
Además de esto la realidad a día de hoy es que cualquier coche eléctrico, independientemente de su alcance, no emiten de forma directa partículas de NOx o CO2 por parte de su planta motriz, algo que ningún modelo de combustión podrá contrarrestar.
+60% en 5 años
En tan sólo cinco años, el coche eléctrico ( nivel global) ha conseguido aumentar su autonomía por encima del 60%, según se desprende del último informe del la International Energy Agency (IEA), comprendido en el Global EV Outlook 2021.
Según el estudio, en 2015, el alcance medio del coche eléctrico se encontraba en torno a los 211 km. Paulatinamente, esta cifra ha ido aumentando hasta el año 2020, fecha en la que el crecimiento parece acelerarse.
En el lejano 2015, según el análisis del IEA, la cifra de autonomía rondaba los 211 km. El 2016 aumentó los 233 km. El siguiente año se situó en 267 para llegar en 2018 a los 304 km.
En 2019 y 2020 la cifrase ha estabilizado en torno a los 336 y 338 kilómetros respectivamente. El motivo de este freno e ola llegada de un gran número de coches del segmento B o utilitarios con baterías más reducidas y autonomías pensadas para el uso urbano.
El Tesla Model S, ejemplo de evolución
El modelo tope de gama de Tesla es uno de los mejores ejemplos que podemos tener de la evolución del coche eléctrico en la última década.
Desde su llegada en 2012, el Model S no ha pasado de crecer en prestaciones y, especialmente, en autonomía. En sus inicios, la berlina insignia de la marca estadounidense, homologaba 426 km bajo el estándar EPA gracias a su batería de 85 kWh.
En 2021, el renovado buque insignia monta 100 kWh y ofrece 663 km en su versión Long Range, con dos motores y tracción total. Eso quiere decir que con un 17% más capacidad de batería ha aumentado su autonomía un 56.7% bajo el ciclo americano.
Pero si aún se quiere más, en la actualidad es posible en el mercado español reservar el Tesla Model S Plaid +, un coche de más de 1.000 CV capaz de recorrer 836 kilómetros con una carga completa.
Un futuro prometedor
La realidad del mercado 2021 es la prospectiva que se genera para el futuro inmediato, donde no sólo Tesla será el referente en autonomía, como afortunadamente se comienza a ver tras revisar la lista de novedades y prestaciones de los automóviles que próximamente estarán a la venta en toda Europa.
Desde Estados Unidos, China y Europa el coche eléctrico ha tomado forma y, con el, la autonomía está dejando de ser un problema y una barrera de acceso.
Únicamente falta igualar el número y distribución de los puntos de carga con el de la red de gasolineras existentes, para conseguir una movilidad cero emisiones dentro y fuera de las ciudades.
La dependencia energética de las naciones europeas está en juego y un viejo continente libre de ataduras no sólo será un lugar más saludable y comprometido con el medioambiente, sino más libre e independiente de viejos y controvertidos vínculos.
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Fuente | International Energy Agency