Hoy mismo el consejero de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, David Pérez, ha visitado las instalaciones de la Federación Profesional del Taxi. Fue acompañado del director de Transportes de la región, José Luis Fernández-Quejo del Pozo. El político se ha interesado por el proyecto de taxis de hidrógeno verde de la FPTM, en el cual también están involucrados Madrileña Red de Gas, Toyota España, Price Waterhouse, Grupo Ruiz y Fotowatio Renewable Ventures.
Los taxis nuevos de Madrid no pueden ser diésel desde 2018, a excepción de los Eurotaxis (furgonetas adaptadas). Se calcula que para 2023 ya no habrá ningún diésel en servicio, y todos los que queden serán ECO (GLP, GNC o híbridos) o Cero (eléctricos e híbridos enchufables). Pero los profesionales del taxi también quieren probar con el hidrógeno, para lo cual el apoyo del sector privado y público son cruciales.
De acuerdo a Julio Sanz, presidente de la FTPM, el año que viene podríamos estar viendo por Madrid los primeros Mirai de color blanco con una raya roja y la lucecita verde en el techo. En la página web de Toyota España comprobamos que el Mirai de segunda generación se puede pedir en color blanco sin coste, todo un detalle para un coche que se ofrece por 65.000 euros en acabado Vision o 72.000 en el Luxury. Ningún particular en España se ha comprado un Mirai, todavía. Tampoco ningún taxista.
En el comunicado de prensa de la Comunidad de Madrid leemos que «El proyecto permitirá a los profesionales del taxi hacer uso del vehículo eléctrico de hidrógeno a un coste competitivo frente a tecnologías tradicionales y sin desembolsos iniciales». En otras palabras, estará subvencionado. La región tiene presupuestados 53 millones de euros para movilidad eléctrica, los taxistas y los VTC pueden recibir un 10% adicional a los 7.000 euros para vehículos de pila de combustible de hidrógeno.
Por otro lado, hay una línea de ayudas destinadas a la instalación de puntos de recarga de vehículos eléctricos, 16 millones de euros, donde se puede cubrir hasta el 70% de la inversión. Para el proyecto de hidrógeno verde hace falta una infraestructura nueva que genere este combustible a partir de energía renovable fotovoltaica. De esta forma, los Mirai taxi lo único que harán en Madrid es soltar un poco de vapor de vez en cuando, el único residuo de las pilas de combustible de hidrógeno.
Un efecto colateral de este proyecto es que se forzará la disponibilidad de una infraestructura de repostaje de hidrógeno en la región, lo que facilitará el acceso a los particulares a esta tecnología. Además, los taxistas tradicionalmente han sido pioneros en probar energías alternativas, como taxis eléctricos en la posguerra, el GLP en los años 80, o los híbridos ya al finalizar la primera década de los 2000.
Ahora mismo el repostaje de hidrógeno en Madrid es… complicado. El único surtidor abierto al público está en una gasolinera de Las Tablas, funciona a 700 bares y tiene la capacidad de repostar dos coches al día. Pero con una mayor disponibilidad de surtidores, y teniendo un público cautivo garantizado (los taxistas), se sientan las bases para que tener un coche de hidrógeno tenga un mínimo de sentido en esta zona de España.
Obviamente, los clientes que se suban a un Mirai uniformado de taxi pagarán exactamente la misma tarifa que en un taxi diésel, híbrido, de GLP o eléctrico. Las tarifas están reguladas.