En ForoCochesEléctricos acostumbramos a testar, como nuestro nombre bien indica, coches eléctricos. Turismos, si preferís un término más concreto. Sin embargo, también cubrimos otros sectores de interés como el de los vehículos comerciales. Por ello, hoy os traemos la prueba de una de las furgonetas eléctricas más interesantes del mercado: la Opel Vivaro-e.
En la actualidad, los principales fabricantes de vehículos comerciales en Europa se han aliado entre sí con el objetivo de reducir sus costes de desarrollo y producción, configurando un panorama algo desolador por su falta de variedad. Así, podemos distinguir tres grupos: Ford y Volkswagen, Daimler y la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, y Stellantis y Toyota. A ellos podríamos sumar algunas marcas más minoritarias como LEVC o Maxus.
De los tres grandes fabricantes, los que con más rapidez están electrificando su oferta de furgonetas son Stellantis y Toyota, pues tanto los modelos pequeños (Citroën ë-Berlingo Van, Opel Combo-e, Peugeot e-Partner, Toyota Proace City Electric) como los medianos (Citroën ë-Jumpy, FIAT E-Scudo, Opel Vivaro-e, Peugeot e-Expert, Toyota Proace Electric) y grandes (Citroën ë-Jumper, FIAT E-Ducato, Opel Movano-e, Peugeot e-Boxer) cuentan con versiones cero emisiones.
A la ecuación deberíamos sumar además las versiones de pasajeros de las furgonetas pequeñas (Citroën ë-Berlingo, Opel Combo-e Life, Peugeot e-Rifter, Toyota Proace City Verso Electric) y medianas (Citroën ë-SpaceTourer, FIAT E-Ulysee, Opel Zafira-e Life, Peugeot e-Traveller, Toyota Proace Verso Electric), lo que se traduce en una oferta amplísima de opciones.
Dentro de esta completa gama, los modelos medianos son probablemente los que más variedad ofrecen, pues se comercializan con dos tamaños de batería (50 y 75 kWh), tres longitudes (4,60 metros; 4,95 metros; 5,30 metros) e incluso en versiones de hidrógeno, las cuales comenzaron sus entregas recientemente.
En nuestro test tuvimos oportunidad de probar la Opel Vivaro-e con la carrocería de longitud intermedia, la batería de mayor capacidad y la configuración furgón (también hay un modelo combi). ¿Es este modelo eléctrico una opción interesante para los profesionales? No tardaremos en comprobarlo.
Unas proporciones atípicas
Las «quintillizas» de Stellantis y Toyota tienen un diseño peculiar en comparación con otras furgonetas de tamaño similar. Su altura es más reducida (1,89 metros), y las versiones corta y mediana tienen un voladizo trasero relativamente reducido que, en cierta forma, recuerda a la clásica Citroën H, un icónico modelo fabricado de 1947 a 1981.
Curiosamente, no hay versiones de techo sobreelevado (H2, H3), una opción relativamente común dentro de esta categoría. Desde un punto de vista estético, la Opel Vivaro-e es prácticamente idéntica a sus hermanas, de las que se diferencia principalmente por el empleo de unas ópticas delanteras y una parrilla específicas.
Un habitáculo relativamente cuidado
Nuestra unidad disponía de tres plazas distribuidas en una única fila. Aunque por anchura tres personas viajarán cómodas, lo cierto es que el asiento del conductor queda algo desplazado respecto a los pedales. El salpicadero tiene un diseño más cuidado y menos tosco que el de la mayoría de propuestas de la competencia, probablemente porque es compartido con la versión turismo Zafira-e Life.
Así, aunque nos encontramos con algunos elementos que evidencian su enfoque profesional (volante de plástico, cuadro analógico, etc), otros como el sistema de infoentretenimiento con pantalla táctil de 7 pulgadas (cuyas grafías están algo anticuadas, si bien todavía mantiene una buena respuesta) o el freno de mano eléctrico denotan cierto nivel de refinamiento.
Los plásticos son todos duros, mientras que los ajustes de las piezas son simplemente correctos. Hay numerosos hueco portaobjetos (sobre el salpicadero, bajo el módulo del aire acondicionado, dos guanteras y una cajonera en el lado derecho, bolsas de gran tamaño en las puertas, un compartimento bajo el asiento central, otro para dejar los cables de carga bajo la plaza derecha…).
La ergonomía está bien cuidada (la pantalla táctil tiene varios accesos directos, se mantienen las ruletas del aire acondicionado separadas, puede equipar un Head-Up Display…); con todo, se echa en falta que el indicador del nivel de batería sea digital en lugar de analógico, pues sus mediciones resultan algo imprecisas.
Dependiendo de la versión seleccionada, la capacidad de carga oscilará entre lo 4,6 y los 6,6 metros cúbicos. Podrá cargar un máximo de 1.275 kg y remolcar 1.000 kg. Aunque de serie incorpora una única puerta corredera en el lado derecho, opcionalmente se puede añadir una segunda en el izquierdo, así como un sistema de apertura mecanizada.
Planta motriz conocida
La estrategia de Stellantis con sus coches eléctricos hasta el momento ha consistido en reutilizar el mismo tren propulsor en todos ellos (un motor de 136 CV y 260 Nm de origen Continental). Aunque la plataforma de la Opel Vivaro-e (EMP2) no es la misma que la de los turismos eléctricos de Stellantis (eCMP), la planta motriz es idéntica.
El vehículo dispone de tres modos de conducción: Eco, que limita la potencia a 82 CV; Normal, con el que aumenta a 109 CV; y Power, que «libera» los 136 CV (además, también se puede acceder a la potencia máxima haciendo kick-down con el acelerador). Por otro lado, dispone de un modo B que incrementa la retención de la frenada regenerativa, aunque no lo suficiente como para permitir la «conducción de un pedal».
El tarado de la suspensión es sorprendentemente cómodo para tratarse de un vehículo destinado a un uso profesional, algo que, de nuevo, probablemente le debamos al carácter multipropósito de la Zafira-e Life. La maniobrabilidad por su parte es más que correcta para tratarse de una furgoneta de 4,95 metros de largo, en parte gracias a sus reducidos voladizos.
Dos baterías a elegir
La Opel Vivaro-e está disponible con dos packs de baterías: uno de 50 kWh con el que homologa un máximo de 230 km WLTP, y otro de 75 kWh con el que llega a los 330 km WLTP. La versión de hidrógeno por su parte alcanza los 400 km WLTP gracias a la combinación de una batería de 10,5 kWh con tres tanques de hidrógeno de 700 bares.
Aunque solemos realizar nuestras pruebas de autonomía a 100 y 120 km/h, en España los vehículos comerciales están limitados por ley a 90 km/h, por lo que tuvimos que ceñirnos a dicha velocidad para realizar el test. A una temperatura ambiente de 17ºC, con el aire acondicionado a unos 22ºC, el modo Normal seleccionado y sin el modo B, la furgoneta consumió casi 23 kWh/100 km, lo que equivaldría a unos 270 km reales.
En cuanto a la carga, puede llegar a un máximo de 7,4 kW en monofásica, de 11 kW en trifásica (opcional) y de 100 kW en corriente continua. En este último caso, el modelo de 50 kWh tarda 30 minutos en recuperar el 80% de su carga, mientras que el de 75 kWh se demora 45 minutos. La variante de hidrógeno es capaz de llenar sus tanques en unos 3 minutos.
Versiones y precios
Como hemos señalado al principio, la Opel Vivaro-e está disponible en versiones furgón y combi. El furgón se desdobla en dos acabados: Select e Innovation. Este último añade equipamientos como espejos retrovisores eléctricos y calefactados, sensor de luces, asistente de ángulo muerto, navegador, volante de cuero…
El Select con la batería de 50 kWh se ofrece con las tres longitudes de carrocería (el corto cuesta 44.837 euros, el mediano 45.237 euros y el largo 45.737 euros), mientras que con la de 75 kWh solo está disponible con las carrocerías mediana (51.237 euros) y larga (51.737 euros). El Innovation por su parte se asocia únicamente a la carrocería mediana (47.597 euros con la batería de 50 kWh y 53.597 euros con la de 75 kWh).
El combi, que cuenta con un único acabado, está disponible con las carrocerías mediana y grande. El modelo intermedio con la batería de 50 kWh cuesta 50.526 euros, el largo con la batería de 50 kWh 51.025 euros, el intermedio con la batería de 75 kWh 56.526 euros, y el largo con la batería de 75 kWh 57.026 euros.
Conclusiones
La Opel Vivaro-e es una furgoneta bien equipada, práctica, cómoda y ergonómica. Solo por estas características, la consideramos una buena alternativa para los profesionales. A esto le tendríamos que sumar unos costes operativos reducidos gracias a su naturaleza eléctrica, así como una amplísima oferta de versiones.
La autonomía probablemente sea más que suficiente para cubrir las necesidades de la mayoría de los usuarios, aunque es posible que en algunos casos (rutas de reparto largas) todavía se quede algo justa. Por otro lado, sus tarifas continúan siendo mucho más elevadas que las de sus equivalentes con motor diésel, algo que ciertamente le resta atractivo frente a otras alternativas menos sostenibles.
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