Cuando la Comisión Europea propuso prohibir la venta de todos aquellos automóviles nuevos que no sean cero emisiones (dejando en la práctica como únicas alternativas posibles los eléctricos a baterías o con pila de combustible de hidrógeno) de cara al año 2035, no fueron pocas las voces que acusaron a la Unión Europea de precipitarse en su decisión.
Sin embargo, la inmensa mayoría de fabricantes han asumido el mandato, anunciando planes de electrificación acordes a dicho objetivo. Este no es el caso de Toyota, pues aunque el gigante japonés ha confirmado que se está preparando para reducir al 100% sus emisiones de dióxido de carbono en 2035, podría hacerlo manteniendo sus motores de combustión interna.
En un evento celebrado a mediados de esta semana, Toyota Motor Europe ha dado nuevos detalles sobre su estrategia comercial europea, incluyendo su compromiso para alcanzar la neutralidad de emisiones de dióxido de carbono a mediados de la década que viene.
«Más allá de 2030, esperamos ver una mayor aceleración en la demanda de vehículos cero emisiones, y Toyota estará lista para lograr una reducción del 100% en las emisiones de dióxido de carbono de todos sus vehículos nuevos para 2035, suponiendo que para entonces haya suficientes infraestructuras de carga y de repostaje de hidrógeno, junto con la capacidad de energías renovables que se requerirá», ha explicado Matt Harrison, presidente y director ejecutivo de Toyota Motor Europe.
La ACEA respalda el planteamiento de Toyota
En ese mismo evento, Toyota volvió a insistir en su estrategia de «neutralidad tecnológica» para alcanzar dicha meta, algo que quedó patente con las palabras de Gill Pratt, director ejecutivo del Toyota Research Institute: «Si bien Toyota se compromete a poner a disposición de los clientes millones de vehículos eléctricos a baterías, la forma de reducir la mayor cantidad de emisiones a nivel mundial es utilizar todos los elementos de nuestra cartera, incluidos híbridos, híbridos enchufables, eléctricos a baterías y eléctricos con pila de combustible. Vehículos optimizados frente a las limitaciones de infraestructura, a las circunstancias de los clientes de cada región, al suministro limitado y a la mejora del rendimiento de las baterías».
En este contexto, Toyota no se cierra a seguir comercializando vehículos con motores de combustión interna en Europa a partir de 2035, pues sus emisiones podrían compensarse mediante el uso de combustibles sintéticos. «Esta es la razón por la que no nos dedicamos por completo a los automóviles cero emisiones, porque podría haber algunos mecanismos de compensación», ha declarado un portavoz de la compañía.
La propuesta de Toyota ha sido vista con buenos ojos por la ACEA (Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles), que ha considerado su postura «coherente con la solicitud de ACEA a la Unión Europea de no descartar el motor de combustión interna con tanta rapidez».
Toyota estima que al menos el 50% de sus ventas en Europa occidental se corresponderán con modelos cero emisiones para el año 2030. Esto contrasta con las previsiones de fabricantes como Renault, que para esa misma fecha aspira a que el 90% de los automóviles que venda sean eléctricos.
Curiosamente, Harrison ha admitido por primera vez que los modelos con pila de combustible de Toyota supondrán un porcentaje muy bajo dentro de sus ventas de vehículos cero emisiones, que se corresponderán mayoritariamente con eléctricos a baterías. «En términos de vehículos de pasajeros, no creo que la pila de combustible suponga una oportunidad significativa, honestamente. Hablamos de unas pocas miles de unidades al año».
Fuente | Automotive News Europe
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