El mundo del automovilismo se está transformando en paralelo al propio sector automotriz. Campeonatos de coches eléctricos como la Fórmula E cada vez ganan más relevancia y exposición mediática, y los fabricantes están comenzando a constatar que, al menos a nivel publicitario, apostar por este tipo de competiciones puede ser muy beneficioso para su imagen de marca.
Sin embargo, la categoría reina del automovilismo a nivel internacional, la Fórmula 1, se mantiene relativamente alejada de la electrificación. Actualmente, los monoplazas cuentan en sus entrañas con motores V6 turbo híbridos de 1.6 litros, pero por el momento los responsables de la serie descartan la electrificación total del campeonato.
A día de hoy, las escuderías emplean como combustible una mezcla de etanol al 10% (E-10), un biocombustible de segunda generación realizado a partir de desechos de alimentos y biomasa en lugar de cultivos creados específicamente para este fin. Su uso ha generado ciertas tensiones, pues algunos equipos han reportado pérdidas de potencia respecto al anterior combustible.
La Fórmula 1 quiere tener una huella de carbono neutra para finales de la década, algo que solamente será posible apostando por los combustibles sintéticos o e-fuels. Además, la FIA también ha confirmado recientemente que la potencia aportada por las unidades eléctricas del sistema híbrido se incrementará en el futuro.
La Fórmula 1 descarta la electrificación total
A partir de 2026, la potencia eléctrica de los monoplazas aumentará hasta los 350 kW. Por otro lado, se introducirá un nuevo combustible desarrollado en colaboración con Aramco, el cual se creará a partir de dióxido de carbono recapturado de la atmósfera e hidrógeno obtenido mediante electrolisis con energía de origen renovable.
«El desarrollo de un combustible 100 % sostenible, la reducción drástica del uso de plásticos de un solo uso y la revisión de la logística de viajes y mercancías son solo algunas de las cosas en las que está trabajando la Fórmula 1 como deporte como parte de su compromiso de ser Net Zero Carbon para 2030. Hace tres años, como parte de una estrategia de sustentabilidad más amplia, la F1 estableció objetivos ambiciosos y desde entonces ha estado trabajando con los 10 equipos, promotores de carreras, socios, proveedores, emisoras y la FIA para reducir la huella de carbono del deporte.
La F1 ya ha reducido su huella de carbono a través de operaciones de transmisión remota, lo que ha permitido a la compañía reducir el flete, mientras que los contenedores de carga rediseñados significan que se pueden usar aviones más eficientes para transportar el equipo. Las oficinas de la F1 ahora utilizan energía 100% renovable».
Fuente | Motor.es
