Con motivo del Salón del Automóvil de París, Alpine ha presentado un prototipo que sirve como adelanto de sus futuros deportivos sostenibles: el Alpenglow, un radical hiperdeportivo equipado con un motor de combustión interna capaz de funcionar con hidrógeno. Dado que no se han revelado sus especificaciones técnicas, probablemente no sea un vehículo funcional.
El término «Alpenglow» hace referencia a un fenómeno luminoso en el que una raya horizontal de luz teñida de rojo aparece en las montañas antes del amanecer y después del atardecer. Por este motivo, los grupos ópticos del concept car están unidos a través de una línea LED de color rojo, si bien la carrocería está pintada en azul.
El vehículo utiliza fibra de carbono reciclada para aunar ligereza con un impacto ambiental reducido. Sus líneas son una evolución de las vistas en el prototipo 4810 y adelantan el diseño de un vehículo de competición para la categoría LMDh que llegará en 2024. Esto queda patente si nos fijamos en sus dimensiones (más de 5 metros de largo, más de 2 metros de ancho y menos de 1 metro de alto).
Elementos como la firma lumínica doble se mantendrán en los futuros lanzamientos de la compañía, si bien otros como el enorme alerón activo transparente probablemente nunca lleguen a las calles. A falta de confirmación, no sería de extrañar que las llantas inspiradas en los copos de nieve terminen apareciendo en algún modelo de producción.
El Alpine Alpenglow no llegará a producción
La firma deportiva del Grupo Renault cree que en el futuro los coches eléctricos (ya sean a baterías o con pila de combustible de hidrógeno) podrán convivir con los modelos térmicos alimentados por hidrógeno. En el caso concreto del Alpenglow, este combustible se almacena en dos tanques cilíndricos a 700 bar. Alpine afirma que el vehículo solo produce vapor y «rugidos».
A corto y medio plazo, Alpine no tiene planes para comercializar un automóvil equipado con un motor de combustión interna capaz de funcionar con hidrógeno, pues su plan de lanzamientos solo incluye modelos eléctricos: un hot hatch basado en el Renault R5 (2024), un crossover bautizado como «GT X-Over» (2025) y un deportivo heredero del A110 (2026).
El mayor problema de los propulsores de hidrógeno, eficiencia aparte (se requiere mucha energía eléctrica para obtener hidrógeno mediante electrolisis, a lo que tendríamos que sumar el bajo rendimiento de los motores de combustión interna), es que para lograr autonomías lo suficientemente amplias es necesario el uso de voluminosos depósitos de cientos de litros de capacidad, lo que hace que muchos los consideren inviables.
