Ahora o nunca. Faraday Future quiere comenzar la producción en marzo de 2023, si logra cerrar la última ronda de financiación
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Publicado: 17/12/2022 11:35
Hace casi una década que venimos hablando de una de las primeras startups de coches eléctricos, Faraday Future, que puede ser de las últimas en llegar al mercado. Una travesía llena de promesas incumplidas que ahora parece más cerca de ver el final. O empieza la producción, o se pone punto final a la aventura.
Presentado en 2017, el FF91 es un SUV de lujo que se anticipó a las muchas propuestas que pueblan hoy en día el mercado. Un modelo con un diseño muy llamativo y unas prestaciones por entonces totalmente alocadas donde la potencia superaba los 1.000 CV. Pero como hemos visto, finalmente es el camino que han seguido los grupos más importantes del sector.
El FF91 también nos proponía un sistema de conducción autónoma con un sistema como un sensor LiDAR retráctil, 10 cámaras de alta resolución, 12 sensores…Y hablamos de 2017, cuando el coche eléctrico más vendido en el mundo era el Tesla Model S.
Pero finalmente Faraday Future entró en una espiral negativa donde malas decisiones, y la falta de capital, desbarataron sus planes de levantar una fábrica. Una instalación que incluso comenzó sus trabajos hace ya cuatro años, y de la que nada se ha sabido hasta ahora.
Y es que desde Faraday Future se ha indicado que la instalación está lista, y que solamente falta una última inyección de capital de 170 millones de dólares para dar comienzo a la producción. Unos trabajos que incluso han puesto fecha, siendo finales de marzo de 2023.
Una de las claves de este importante cambio ha sido la sustitución del anterior Director Ejecutivo, el alemán Carsten Breitfeld, que había llegado desde BMW, que ha sido sustituido por el chino Xuefeng Chen, quien dirigía hasta ahora la división China de Faraday.
Esto podría desbloquear el capital necesario desde los inversores chinos, que permitan comenzar a operar a una marca con base en Los Angeles, que quiere poner en el mercado un producto diferente que llega en un momento complejo donde los elevados costes de los componentes, y el número de rivales, hace que el reto sea incluso más difícil.