La imagen de Tesla siempre ha estado estrechamente ligada a la de su director ejecutivo, Elon Musk. Aunque el polémico empresario de origen sudafricano no fundó la compañía, sí que la ha capitaneado durante gran parte de su existencia, ejerciendo en muchas ocasiones como su portavoz (sobre todo desde la disolución de su departamento de Comunicación y Relaciones Públicas hace un par de años).
La vasta mayoría del público asocia rápidamente a Tesla con Musk, algo que no ocurre con el resto de grupos automovilísticos y sus respectivos dirigentes. Aunque hasta ahora esto no había supuesto un problema para Tesla (más bien todo lo contrario, dada la proyección mediática del magnate), ahora podría estar comenzando a volverse en su contra.
Y es que las continuas polémicas de Musk, que se han multiplicado desde que adquiriera la red social Twitter, han empezado a salpicar al mayor fabricante de coches eléctricos del mundo. De acuerdo con un estudio llevado a cabo por la agencia estadounidense MBLM, el afecto que sienten muchos usuarios por sus Tesla se está diluyendo con gran rapidez.
«Los comportamientos de Musk están provocando un daño real a Tesla. Cuando veo a personas que dicen que ya no considerarán comprar un Tesla o que los propietarios se avergüenzan de conducir uno, creo que estamos en un punto de ruptura para la marca. En nuestro estudio para 2023, veremos todo esto representado», explica uno de los jefes de la agencia, que evalúa los lazos emocionales entre clientes y marcas. Hasta ahora, Tesla ocupaba el segundo puesto de este ranking.
Elon Musk, ¿un problema para Tesla?
La decisión de despedir a gran parte de la plantilla de Twitter de la noche a la mañana y su rumbo errático a la hora de dirigir la popular red social son solo la punta del iceberg. Faltas de respeto a cargos políticos, acusaciones de manipular el mercado bursátil y un mal ambiente laboral son algunos de los numerosos escándalos que persiguen a Musk.
Tampoco podemos olvidarnos de los bandazos de la propia Tesla, que además de sus conocidos problemas de calidad y de acumular importantes retrasos en el lanzamiento de algunos productos clave como la pick-up Cybertruck, recientemente ha provocado la ira de un gran número de clientes debido a la decisión de volver a instalar radares en sus vehículos después de haber anunciado que este tipo de sensor (que dejó de montarse el año pasado) no sería necesario para alcanzar la capacidad de conducción autónoma total, que la empresa lleva años prometiendo.
Fuente | Caradisiac