El Grupo Stellantis ha presentado ayer sus datos económicos del pasado año. Un ejercicio a priori complicado por factores como el incremento de los costes de producción por el alza de los precios de la energía, así como las tensiones en las cadenas de suministro por el estallido de la guerra de Ucrania. A pesar de todo, 2022 ha sido un año excepcional para el conglomerado que ha logrado récord de ingresos y beneficios netos.
Durante 2022, Stellantis logró un aumento del 18% en los ingresos, llegando a los 179.600 millones de euros, mientras que las ganancias netas han aumentado un 26% respecto al año anterior, con16.800 millones de euros. Una dinámica donde la electrificación ha jugado un papel clave gracias al incremento de un 41% en la venta de coches eléctricos.
El Director Ejecutivo de Stellantis, Carlos Tavares, dijo que los resultados también demostraron la efectividad de la estrategia de electrificación de la compañía en Europa, logrando matricular un total de 288.000 unidades de modelos a batería (BEV) y con una familia formada por 23 modelos diferentes.
Ahora, Stellantis espera que esta cifra se duplique hasta los 47 modelos para finales de 2024, con el reto de llegar a unas ventas globales de 5 millones de unidades al año para 2030, fecha para la que los planes del grupo indican tendrá 75 propuestas eléctricas diferentes entre todas sus marcas (Fiat, Peugeot, Citroën, Opel, Maserati, Alfa Romeo, Jeep…)
A pesar de todo, en contra de la Euro7
A pesar de las buenas cifras logradas por su división de coches eléctricos, Carlos Tavares se ha mostrado en contra de la puesta en marcha de la nueva normativa de emisiones Euro7.
En declaraciones al portal Autonews, Tavares ha indicado que unas normas más estrictas desviarán los recursos necesarios para realizar el cambio a los coches eléctricos, aunque elogió las disposiciones para limitar las partículas de los neumáticos y los frenos.
«Los límites de emisiones más estrictos para contaminantes como los óxidos de nitrógeno y el monóxido de carbono en los estándares Euro 7 propuestos son inútiles y contraproducentes en un momento en que la industria automotriz lucha por producir autos eléctricos asequibles.»
Se espera que los nuevos estándares de emisiones se implementen en julio de 2025, un marco de temporal que, según los fabricantes tradicionales, no les da suficiente tiempo para desarrollar y homologar alternativas competitivas.
Según Tavares, la Euro7: «No es útil, es caro, no ofrece beneficios a los clientes, no ofrece beneficios ambientales. Es una pérdida de tiempo y dinero, ya que requerirían que los fabricantes inviertan en convertidores catalíticos y filtros de partículas, así como controles electrónicos para reducir las emisiones en los modelos de combustión que la Unión Europea pretende prohibir a partir de 2035«.
