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Los fabricantes franceses piden que las ayudas públicas se limiten a coches eléctricos fabricados en Europa

La reciente aprobación de la ley contra la inflación en Estados Unidos, Inflation Reduction Act, así como las políticas proteccionistas de China, hacen que la legislación europea sea la más laxa de cara a otorgar ayudas públicas a coches independientemente de donde se fabriquen. Algo que los grupos franceses ha pedido que se termine de una vez.

Así lo ha indicado el lobby automovilístico francés Plateforme de la filière automobile (PFA) que propuso el miércoles que las ayudas públicas para la compra de coches eléctricos se limite a los vehículos «fabricados en Europa».

La propuesta surge cuando Europa busca formas de contrarrestar el proteccionismo chino y los subsidios estadounidenses que está provocando una grave pérdida de competitividad de los productos locales.

Mientras se espera una posición de la UE, desde los grupos franceses se pide al gobierno que actúe de forma unilateral y modifique las condiciones para el acceso a las ayudas públicas de cara al próximo proyecto que comprenderá el periodo 2023-2027.

Según Marc Mortureux, director de PFA: «La posibilidad de una bonificación destinada a los coches eléctricos fabricados en suelo europeo, similar a la IRA (Ley de Reducción de la Inflación) para Estados Unidos, está entre las opciones que estamos analizando. Al margen de una conferencia sobre una posible Ley de compra europea. El objetivo es dar tiempo a la industria europea para consolidarse

En Francia, las ayudas del estado a los consumidores que compran un coche eléctrico puede ascender a 5.000 euros, independientemente del lugar de fabricación del vehículo.

Opinión: ¿Es buena idea limitar las ayudas a los coches de producción local?

Pero el debate es algo más profundo de lo que podríamos pensar. Sin duda la primera impresión es que es lógico limitar las ayudas públicas a los modelos fabricados en Europa. Esto permite que los productos locales sean más competitivos de por si.

La cuestión es que esto también puede jugar un papel de freno en la competitividad de los grupos europeos, que ven como pueden contar con un colchón que les permita reducir la velocidad de inversión en el coche eléctrico, pudiendo lanzar propuestas menos competitivas a un precio más interesante que los modelos de producción externa.

Una relajación que ha sido la tónica dominante hasta el momento entre los fabricantes del viejo continente, con las consecuencias de la alarmante pérdida de cuota de mercado. Una pérdida que no hace más que acelerarse y que luego como hemos visto en el caso de marcas como Nissan o Renault, luego es muy complicado recuperar.

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