La transformación del sector transporte está avanzando de forma imparable en Europa. Algo que supondrá grandes cambios en el aspecto energético, de un sistema casi al 100% dependiente de los combustibles fósiles, a uno cada vez más apoyado en la electricidad. La gran pregunta es si el sistema estará preparado, y sobre todo, cuánta electricidad necesitaremos para alimentar los vehículos eléctricos que reinarán en ventas para 2040.
Para tratar de estimar las cantidad de energía que necesitaremos para entonces, el Instituto de investigación Fraunhofer y la consultora PwC, han realizado un detallado estudio donde analizan la evolución actual y futura de la demanda energética procedente del sector transporte, y nos otorga una visión realista y cercana del futuro para una Europa menos dependiente energéticamente.
Para 2040, se estima que las ventas de coches y vehículos comerciales ligeros, aquellos de menos de 3.5 toneladas, serán 100% eléctricas para 2040. Algo que supondrá cumplir con los objetivos de terminar las ventas de coches nuevos dotados de motor de combustión, incluyendo híbridos, para 2035.
Con este movimiento, la flota europea descarbonizará casi el 50% del kilometraje anual, lo que indican, creará un valor sostenible y tangible para la economía de Europa.
El estudio estima que con este nivel de implantación, se podrán lograr ahorros acumulados de más de 330.000 millones de euros al año para 2030, y 590.000 millones de euros al año para 2040. Cifras que podemos comparar con los 1.3 billones de euros de PIB de España en 2022, o los 480.000 millones de Austria.
En el aspecto más práctico, la UE indica que la transformación a un sistema más eficiente como es el de la electricidad, permitirá a un hogar medio reducir sus costes energéticos un 30% en 2040, lo que representaría rebajar sus facturas de 3.000 euros al año a 2.100 euros anuales.
Además de importantes ventajas económicas y ambientales, la transición hacia una flota eléctrica ofrece una perspectiva clara sobre la reducción de la dependencia del los combustibles fósiles en los diferentes sectores, al reducir el consumo de diésel acumulado consumo en 340.000 millones de litros hasta 2030 y sustituirlo con 540 TWh acumulados de electricidad producida localmente, y principalmente con fuentes limpias.
Cuánta energía necesitarán los coches eléctricos en 2040
La cuestión es que unas ventas del 100% eléctricas para 2040, no quiere decir ni mucho menos que el 100% de los coches sean eléctricos para esa fecha. Y es que el estudio estima que para entonces, el 70% de los coches y el 65% de los camiones, seguirán contando con un motor de combustión interna en su interior.
Hoy en día, los vehículos eléctricos en la UE consumen aproximadamente 16 TWh de electricidad al año. En 2040, la cifra habrá aumentado a 355 TWh, de los cuales 240 TWh se destinarán a cargar turismos, y 115 TWh a camiones de industriales de más de 3.5 toneladas.
Esto supondría, teniendo en cuenta las cifras de consumo de Europa en 2022, 2.809 TWh, que una flota del 30% de vehículos eléctricos supondría, según el estudio, la necesidad de incrementar la producción en un 13%.
Una cifra que parece totalmente manejable para una Europa que ha redoblado su apuesta por las energías renovables, y después del shock de la invasión rusa de Ucrania ha aumentado su objetivo, marcándose ahora el 42% de producción limpia para 2030, y triplicando el objetivo previo para 2040, para cuando se estima que se producirán unos 4.600 TWh al año solo con las fuentes limpias.
Por lo tanto, si los planes se cumplen, Europa podrá electrificar su flota de transporte paulatinamente, logrando unos importantes ahorros económicos y ambientales en el camino.
Y como ejemplo las estimaciones de la propia UE, que a largo plazo la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera podría suponer un ahorro anual de entre 40.000 y 140.000 millones de euros en gasto sanitario, y contribuir a evitar 58.000 muertes prematuras.
Opinión
Argumentos de peso para apoyar la transición energética que está encontramos algunas reticencias en algunos sectores, incapaces de ver la perspectiva tan positiva en diferentes aspectos que esta nueva era tendrá para una Europa fuertemente dependiente energéticamente, y por lo tanto, también vulnerable en el aspecto político, lo que está provocando que la UE pase a ser un actor irrelevante en el escenario internacional. Algo que tendrá graves consecuencias para nuestros intereses comerciales, y por lo tanto, económicos y sociales.
