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Se compra un Citroën Mehari, y un fallo lo mantiene 4 años parado en su garaje

Aunque lo habitual es que la experiencia de tener un coche eléctrico sea satisfactoria, de vez en cuando conocemos historias para no dormir donde se dan la mano fallos técnicos, con una mala gestión post venta del concesionario y la marca. Este es el caso de un francés que se compró un Citroën Mehari, que ha tenido cuatro años en su garaje sin poder moverlo.

La historia comenzó como suele ser normal, con un cliente que buscaba comprarse un coche eléctrico, pequeño y divertido. Después de una búsqueda, se decidió por el Citroën Mehari. Una propuesta desenfadada y económica, perfecto para sus cortos desplazamientos diarios.

La compra se cerró en su concesionario local por unos competitivos 15.124 euros, ayuda incluida y con la batería en alquiler. Una batería propiedad de Bluecar, filial de Bolloré, por la que tendría que pagar un renting mensual de 79 euros. Una operación a primera vista interesante, hablamos de 2019, que se transformó en una pesadilla.

Apenas seis meses después de recibir su coche, comenzaron los problemas. El coche no cargaba, por lo que lo ha tenido que dejar en su concesionario durante dos semanas. Unos meses más tarde, de nuevo volvieron los problemas.

Esta vez, el vehículo se quedó parado en medio de la calle sin poder maniobrar. Posteriormente volvió el problema de la carga, y otra vez el coche al concesionario para su reparación en garantía.

El problema es que al regresar de sus vacaciones, nadie sabía dónde estaba el coche. Después de investigar un poco, el propietario descubrió que lo habían trasladado a un taller especializado cerca de Burdeos, donde permaneció siete semanas.

Dos meses después del enésimo arreglo, el propietario notó que la batería se carga cada vez menos hasta que ya no se carga.

Comienza la batalla legal

Ante esto, el cliente decidió tomar cartas en el asunto y pidió un atestado para dejar por escrito que el coche ni cargaba ni se movía. Esto era septiembre de 2019.

Desde entonces, el coche ha estado parado en su garaje sin moverse ni un centímetro, y el propietario ha comenzado una batalla legal para exigir a la marca y el concesionario que asuma sus responsabilidades en un producto claramente defectuoso.

Pero en lugar de llegar a un acuerdo amistoso y finiquitarlo, marca, concesionario y fabricante de baterías, Bluecar, comenzaron a pasarse la pelota de uno a otro tratando de escurrir el bulto.

Se nombra un perito jurídico que señala que “en su estado actual el vehículo está completamente inutilizable”. A pesar de esto, la empresa no le da ninguna solución amistosa, por lo que el caso pasa a manos de la justicia.

El encargado de dirimir el problema ha sido el tribunal judicial de Saintes, que a principios de septiembre de 2023 ha dictado una sentencia que condena al vendedor del coche a pagar la suma de 15.124 euros al comprador, el valor abonado por el vehículo, con la obligación de ir a recoger el vehículo por sus propios medios y por su cuenta.

Se condena también a la empresa Bluecar al pago de la cantidad de 869 euros, lo abonado por el alquiler de la batería, a lo que concesionario y Bluecar deben añadir los costes judiciales.

Finalmente el propietario ha recibido el ingreso marcado por la sentencia, pero el concesionario presentó un recurso que busca que el coste recaiga sobre el fabricante de la batería.

El resultado es una mala imagen para Citroën, para el concesionario local, pero también para todo el sector del coche eléctrico. Y es que el propio Sr Barbezat, el afectado, se ha comprado otro coche. Un modelo con motor de combustión, ya que como él ha indicado, «me he vuelto alérgico a la electricidad.» Y no es para menos.

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