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Ford adopta una estrategia de electrificación más conservadora. ¿Error estratégico o prudencia justificada?

Hace unos meses, Ford anunció su intención de reducir en aproximadamente 12.000 millones de dólares sus inversiones en electrificación con el objetivo de adecuarlas a la demanda de los clientes. Y es que, a pesar de que las ventas de su gama eléctrica aumentaron significativamente en 2023, no lo hicieron al ritmo esperado por la compañía.

Debido al crecimiento ralentizado de las ventas y a la guerra de precios iniciada por Tesla a principios del año pasado, Ford ha llegado a perder 36.000 dólares por cada coche eléctrico vendido. Todo esto le ha llevado a recortar la capacidad de producción de los Mustang Mach-E y F-150 Lightning, sus dos únicos modelos eléctricos a la venta en Estados Unidos si excluimos la furgoneta E-Transit.

No está claro si esta situación afectará a los planes de electrificación de Ford en Europa. Por lo pronto, el lanzamiento del nuevo Explorer se ha pospuesto medio año, si bien la firma del óvalo afirma que este movimiento está motivado por la entrada en vigor de nuevos estándares de seguridad en la región. El esperado SUV, que se basa en la plataforma MEB de Volkswagen, finalmente llegará en verano.

Caradisiac especula con la posibilidad de que tanto el Puma eléctrico como el Capri también se retrasen. Ambos se presentarán a lo largo de este mismo año, pero las primeras entregas podrían hacerse esperar hasta 2025, algo que dependerá en gran medida de la evolución de las ventas de eléctricos en el viejo continente.

Ford F-150 Lightning

Ford pospone sus inversiones en Almussafes

Ford también ha paralizado la electrificación de su planta de Almussafes (Valencia) con el fin de reestudiar sus inversiones. Inicialmente, estaba previsto que la factoría comenzara a producir la nueva plataforma GE2 a partir del año 2026, un proyecto que finalmente se retrasará indefinidamente, si bien la empresa señala que en ningún caso se cancelará.

Aunque este giro estratégico busca reducir las pérdidas y adecuar la producción a la demanda en el corto plazo, lo cierto es que a medio y largo plazo podría pasarle factura. Y es que, en plena eclosión de los fabricantes de coches eléctricos de origen chino, Ford corre el riesgo de que quedarse descolgada debido a su conservadurismo.

Ford Explorer

Ya nos hemos hecho eco de los problemas que está teniendo Volkswagen tanto en China como en Europa: a pesar de que sus modelos térmicos siguen vendiéndose como pan caliente, su gama eléctrica ID. es completamente incapaz de seguirle el ritmo a rivales como BYD o Tesla, algo preocupante si tenemos en cuenta que la cuota de ventas de este tipo de vehículos cada vez es mayor.

Si bien no hay una solución sencilla, reducir sus inversiones en electrificación podría debilitar la posición de Ford en el mercado, dejándola vulnerable frente a unos rivales cada vez más competitivos en términos de tecnología y reducción de costes.

Fuente | Caradisiac

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