La mayoría de analistas coinciden en que la demanda de coches eléctricos está comenzando a estancarse en Estados Unidos y Europa, aunque no en China. A pesar de que no se contempla que las ventas vayan a dejar de crecer, todo apunta a que lo harán de forma mucho más moderada tanto en 2024 como en 2025 debido a la difícil situación del mercado.
Entre los problemas que están lastrando la popularización del coche eléctrico se encuentran sus todavía elevados precios, la falta de infraestructura de carga, la desaparición de las ayudas estatales en países como Alemania y los altos tipos de interés. A esto tendríamos que añadir la campaña mediática de los sectores más reaccionarios del panorama político contra la movilidad eléctrica.
Las inminentes elecciones estadounidenses y europeas dibujan un panorama incierto para la implantación del coche eléctrico, ya que muy probablemente triunfen las facciones favorables a rebajar los objetivos de reducción de emisiones. Los fabricantes se adaptarán en consecuencia.
«El año que viene habrá dos elecciones muy importantes: la elección del Parlamento Europeo en junio y la elección de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en noviembre. Podría ser que a partir de entonces la política sea diferente. Es posible que tengamos que cambiar nuestra estrategia si la opinión pública se inclina menos hacia los vehículos eléctricos. Una de mis tareas es preparar la empresa a las nuevas condiciones. Tenemos planes para ello», declaraba a finales del año pasado Carlos Tavares, CEO de Stellantis.
Las baterías de sodio prometen asequibilidad e independencia de China
Sin embargo, también entre 2024 y 2025 tendrá lugar el desembarco de una nueva generación de coches eléctricos asequibles en Europa, lo que podría dar un vuelco a la situación, pues la zona alta del mercado ya está saturada de opciones. Este mismo año llegarán los Citroën ë-C3, FIAT Panda, Hyundai Casper y Renault 5, que se unirán al renovado Dacia Spring. Todos ellos tendrán un precio de partida inferior a los 25.000 euros antes de ayudas.
Tampoco podemos perder de vista al BYD Dolphin Mini, cuya comercialización en el viejo continente quedó confirmada hace apenas unos días. En 2025 se sumará a la fiesta el Volkswagen ID.2, mientras que en 2026 le tocará el turno al Renault Twingo E-TECH, cuyas tarifas arrancarán por debajo de los 20.000 euros.
Otro punto que podría jugar a favor de los eléctricos (eso sí, a medio plazo) es la entrada en producción de las esperadas baterías de sodio, una química por la que están apostando grupos europeos como Tiamat o Northvolt. Esta tecnología no sólo resulta más asequible, sino que rompe con la cadena de suministro china al prescindir de materiales críticos como el cobalto, el níquel, el cobre y el grafito. El sodio está mucho más distribuido geográficamente que el litio, es más sencillo de extraer y reciclar, ofrece mayores tasas de carga y un rendimiento óptimo en temperaturas extremas.
