Las autonomías de los coches eléctricos se cuadriplican desde 2011, y los precios se acercan a los de combustión

Las autonomías de los coches eléctricos se cuadriplican desde 2011, y los precios se acercan a los de combustión
Renault 5

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Publicado: 15/03/2024 10:23

Estos días estamos viendo muchas noticias sobre la posibilidad de rebajar los objetivos de emisiones de los coches en Europa, e incluso algunas voces critican la medida de prohibir la venta de nuevos coches con motor de combustión en 2035. Visiones cortoplacistas que no ven la realidad, y esta es que la movilidad eléctrica está avanzando cada vez más rápido, y para principios de la próxima década, en Europa no habrá apenas demanda de coches diésel, gasolina o híbridos.

La prohibición no es más que un movimiento simbólico que Europa ha impuesto para animar a sus marcas a ser más ambiciosas. No por cuestiones como la reducción de emisiones o para cumplir con agendas misteriosas, sino como aliciente para evitar el total desastre de la industria europea que va camino de ser engullida por china.

Y es que no hay más que ver las políticas de la propia China, con sus cuotas de ventas a finales de la pasada década, y ahora con un mercado tan sólido que incluso han retirado las ayudas del gobierno central. Un lugar donde las ventas de coches eléctricos a batería e híbridos enchufables llegará este año a meses donde la cuota se situará por encima del 50%. Eso la cuota, porque la producción de coches y baterías es mucho mayor, y necesita mercados fuera de sus fronteras que alimente su imparable crecimiento industrial.

Mientras tanto, en Europa o Estados Unidos muchas voces se posicionan en contra de la apuesta por el coche eléctrico aludiendo a la pérdida de libertad que da el motor de combustión. Una libertad claro, para quién pueda pagar los repostajes, los cambios de aceite, de filtros, la junta de la trócola…etc, sin ver el potencial de ahorro que el coche eléctrico puede ofrecer a las rentas medias y bajas.

Aumentan las autonomías, bajan los precios

La cuestión es que muchos agoreros indican que los europeos van camino de perder su libertad por culpa de un coche eléctrico que en la actualidad es más caro de adquirir que uno de combustión, y tiene mucha menos autonomía.

Pero la evolución no solo está siendo importante, sino que según aumentan las ventas, aumenta la inversión, la competencia, lo que da como resultado coches eléctricos cada vez más capaces, más tecnológicos, seguros, y baratos.

Según los datos de Bloomberg, el pasado año, en Estados Unidos los coches eléctricos a la venta contaban con una autonomía media de 468 kilómetros. Una cifra que cuadriplica la de los primeros eléctricos a la venta en el mercado norteamericano, como el Nissan LEAF, que en 2011 ofrecía apenas 127 km bajo el ciclo EPA.

Cinco modelos eléctricos con más de 497 km de autonomía homologada son responsables del 70% de las ventas de coches eléctricos el pasado año en Estados Unidos. El Tesla Model Y, Tesla Model 3, Ford Mustang Mach-E, Tesla Model S y el Chevrolet Bolt EUV.

Además de aumentar las autonomías de forma más que importante, los precios han bajado también significativamente.

Según los datos del portal Kelley Blue Book, el pasado año los estadounidenses se han gastado una media de 47.401 dólares en un coche nuevo. Por su parte, los eléctricos han tenido un precio medio de 55.353 dólares. La menor diferencia desde que hay datos, con una bajada en 2023 que ha sido del 21%.

Coches más económicos para todos

Esto quiere decir que, evidentemente, para 2035 habrá coches eléctricos más económicos incluso que los diésel y gasolina, no solo en el aspecto operativo, sino también en su precio de venta. Por lo tanto, los europeos podrán moverse con un menor coste, y además usando energía producida de forma interna, reduciendo la peligrosa dependencia energética y generando puestos de trabajo cualificado.

Las redes de carga también están expandiéndose de forma imparable, y aunque los tiempos de viajar respecto a un modelo con motor de combustión serán difíciles de igualar, las diferencias serán mínimas, incluso en grandes desplazamientos con modelos medios.

Por lo tanto, los cánticos asustaviejas que escuchamos con cada vez mayor frecuencia son cánticos cortoplacistas y miopes, que buscan perpetuar una tecnología con la sentencia de muerte ya firmada y sellada, no por los burócratas de Bruselas, sino por la imparable evolución de una tecnología que llegará sí o sí.

La cuestión es si Europa quiere participar en esta industria, o aferrarse al clavo ardiendo del motor de combustión, para desaparecer cuando se termine el demanda.

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