Desde hace unos años, las baterías de electrolito sólido son consideradas por muchos como el Santo Grial de la industria. Esta tecnología promete, entre otras cosas, mayores densidades energéticas, tiempos de carga más reducidos y unos índices de seguridad superiores. Sin embargo, la mayoría de expertos coinciden en que escalar su producción supondrá todo un desafío.
CATL, el mayor fabricante de baterías del mundo, siempre se ha mostrado cauto en relación a esta solución. A principios de 2022, la compañía señaló que las baterías de electrolito sólido no alcanzarían el mercado de masas hasta 2030, un cronograma mucho más conservador que el que por entonces manejaban otros actores como Toyota.
El tiempo le ha terminado dando la razón al gigante chino, pues la marca japonesa recientemente reveló que, aunque lanzará sus primeras baterías de electrolito sólido en 2027-2028, para finales de la década su capacidad anual sólo será suficiente para abastecer a unos 10.000 automóviles, una cifra muy modesta.
A pesar de todo, CATL no planea quedarse atrás en la carrera de las baterías de electrolito sólido. La empresa ha confirmado su objetivo de empezar a fabricarlas en bajos números de cara al año 2027. Frente a los 350 Wh/kg que pueden ofrecer como máximo sus baterías con electrolito acuoso, se espera que las de electrolito sólido rebasen los 500 Wh/kg.
A las baterías de electrolito líquido les queda mucha vida por delante
Wu Kai, científico jefe de CATL, explica que todavía hay muchos problemas que deben ser solventados antes de comenzar la producción a gran escala, incluido su elevado coste. Tras una década de I+D en esta tecnología, el grupo asiático ha formado un equipo de unas 1.000 personas dedicado al desarrollo de baterías de electrolito sólido.
Ouyang Minggao, miembro de la Academia de Ciencias de China y profesor de la Universidad de Tsinghua, declaraba a principios de año que a las baterías de electrolito líquido les queda un ciclo de vida de al menos 20 años. Según sus estimaciones, harán falta 20-30 años para que las baterías de electrolito sólido logren una participación de mercado del 50%.
Esta visión contrasta con la de Toyota, que confía en que su temprana apuesta por las baterías de electrolito sólido le permita dar la vuelta a la tortilla y recuperar terreno en el sector del coche eléctrico tras años centrada en los híbridos y en la pila de combustible de hidrógeno.
Fuente | CnEVPost
