La inteligencia artificial DeepSeek deja alucinando a occidente. Con el coche eléctrico está pasando algo similar

La inteligencia artificial DeepSeek deja alucinando a occidente. Con el coche eléctrico está pasando algo similar

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Publicado: 29/01/2025 12:44

Salvo que hayas estado en una cueva, estos días los titulares dentro del mundo tecnológico, y político, se los está llevando Deepseek. Una inteligencia artificial china que ha logrado importantes logros, y lo ha hecho con un prepuesto ridículo comparado con las grandes tecnológicas estadounidenses. Un camino paralelo al que están realizando con los coches eléctricos, donde los chinos están consiguiendo una ventaja sustancial, y con unos costes muy inferiores.

Con la irrupción de Deepseek, muchos hemos tenido un déjà vu. Y es que hace no mucho, los grupos automovilísticos europeos comprometieron decenas de miles de millones en el desarrollo de sus gamas de coches eléctricos. Pero al poco, China lanzó sus propuestas, mucho más avanzadas y mucho más económicas.

Resulta que China puede fabricar la misma tecnología, pero más barata, más rápida y con menos recursos en general. Y, para colmo, es mejor.

Ahora, las grandes tecnológicas, y el gobierno de Estados Unidos y Europa, se están esforzando por descubrir cómo sucedió esto delante de sus narices y qué pueden hacer (si es que pueden hacer algo) para ponerse al día.

Conmoción en la industria occidental

Artículo publicado en 2019

La industria de la IA está ahora conmocionada por el anuncio de China, de la misma manera que la industria del automóvil lo estuvo durante el Salón del Automóvil de Shanghái de 2023, el primer gran evento post pandemia en el que el mundo pudo comprobar lo avanzados que eran los coches eléctricos y el software de China.

Los avances de DeepSeek se están calificando de «momento Sputnik», una frase de la era de la Guerra Fría. Facebook incluso ha convocado de urgencia a sus ingenieros para diseccionar la IA de DeepSeek y averiguar cómo puede funcionar a este nivel con un coste tan bajo, al tiempo que intenta aprender para aplicar los conocimientos a su propia IA.

Esto, de nuevo, nos trae recuerdos de como los fabricantes occidentales se han llevado unidades de los modelos chinos a sus bases para diseccionarlos y analizarlos. Algunos de una forma muy llamativa, como Ford, que se quedó alucinado con los avances logrados por Xiaomi con su primer coche eléctrico.

Esto ha dado como resultado el proyecto «Skunkworks» de Ford, diseñado para construir una plataforma eléctrica de bajo coste desde cero, tal como lo han logrado hacer los fabricantes chinos.

Xiaomi SU7 Ultra

Lo único que me sorprende es la sorpresa que sienten hoy los analistas de Wall Street, los periodistas tecnológicos, los inversores de riesgo y los políticos. ¿Cómo ha conseguido China llegar tan lejos en estos sectores?

La respuesta es una planificación a corto, medio y largo plazo. China se convirtió en el mayor mercado automovilístico del mundo durante la década de 2000, impulsada por su meteórico crecimiento económico, que permitió a millones de personas lograr ingresos suficientes como para comprarse un coche.

A la vista del crecimiento, los fabricantes occidentales, japoneses y coreanos, se establecieron allí donde tuvieron que poner en marcha empresas conjuntas con compañías locales (algunas de ellas estatales, otras no). Un requisito fundamental para poder entrar en el mayor mercado automovilístico mundial.

Era un pequeño precio a pagar por vender en un gigantesco mercado que no paraba de crecer. Esos fabricantes asumieron que la situación sería eterna, y que China sería una fuente constante de ingresos, sin hacer demasiados esfuerzos.

Pero entonces ocurrió algo esperado, y es que cuando compartes tu tecnología con tu socio, antes o después este puede usar este conocimiento para establecerse de forma independiente. Y es lo que sucedió.

Los fabricantes chinos aprendieron las lecciones de los nuestros, sobre todo Tesla , y las pusieron en práctica. Junto con las abundantes inversiones gubernamentales en tecnología de baterías, un mercado interno intensamente competitivo, y un enfoque donde los fabricantes estaban dirigidos por jóvenes empresarios capaces de ver y escuchar las demandas y preferencias de sus clientes, los coches eléctricos de China se han hecho con el mercado casi en su totalidad.

Mientras tanto, en Europa, los coches eran diseñados por los mismos ingenieros en marcas comandadas por consejos de administración llenos de personas de avanzada edad y sin capacidad de innovación, que simplemente aplicaban el copia y pega de la generación de combustión, esperando que el valor de marca sirviese para atraer clientes. Pero el valor de marca ha servido en una primera fase, pero está desapareciendo rápidamente.

Ante este dominio de la industria china, Europa y Estados Unidos han reaccionado de forma contraria a lo hecho por la propia China en su momento, cuando a la vista de la superioridad de los occidentales, principalmente por la desidia de unas marcas chinas que navegaban cómodamente como rémoras de los europeos, el gobierno les aplicó un shock eléctrico al empujarles a ser independientes y competir de tu a tu, eliminando barreras como la obligación de tener una empresa conjunta.

Una decisión clave que disparó la competitividad de las marcas chinas, que en apenas cinco años han logrado superar a las europeas, y que ahora incluso amenazan con hacerse fuertes en la propia Europa, donde las barreras comerciales están pensadas para dar oxígenos a los grupos locales, para que puedan seguir vendiendo modelos de combustión un tiempo más.

Se trata de la estrategia del avestruz, que ante las dificultades esconde la cabeza bajo tierra. Pero el problema de competitividad de los grupos europeos sigue ahí, y seguirá si no dan un giro de 180 grados apostando por los modelos más competitivos en precio, pero también en tecnología.