Volkswagen ID7 Pro S o GTX: dos formas de entender la berlina eléctrica alemana

No está logrando un buen resultado el Volkswagen ID.7 en España, donde entre todas sus versiones acumula apenas 232 unidades matriculadas en nuestro país en lo que llevamos de año. Algo que tiene que ver con la poca repercusión que la marca da a su "berlina alta" que si está logrando cifras más que decentes en otros mercados. Un modelo con diferentes versiones entre las que destacan la Pro S y la GTX, que comparamos en esta pequeña guía.

El Volkswagen ID7 Tourer es un coche eléctrico pensado para viajar, cómodo, silencioso y muy equilibrado. Precisamente por eso llama la atención que Volkswagen haya decidido ofrecer también una versión GTX, supuestamente más deportiva. La pregunta es evidente: ¿qué aporta realmente frente al ID7 Tourer Pro S?

No es la primera vez que criticamos el uso alegre de apellidos deportivos en coches eléctricos. Ya ha pasado con modelos como el Nissan Ariya Nismo o el Skoda Enyaq RS, que prometían sensaciones que luego no pasaban del emblema y algunos detalles estéticos. En el caso del Volkswagen ID7 GTX ocurre algo parecido. Que nadie espere aquí un equivalente a un BMW M5, porque no va por ese camino. Ahora bien, reducirlo a simple maquillaje sería injusto. El GTX añade cosas, y no son pocas. Para comprobarlo, ponemos frente a frente al ID7 Tourer Pro S y al ID7 Tourer GTX.

A simple vista, el GTX se distingue por detalles concretos. El paragolpes delantero tiene un diseño específico con un patrón tipo panal que se repite en la parte trasera. Normalmente también recurre a más elementos en negro brillante, aunque en el caso del Pro S en acabado Limited Edition esas diferencias se difuminan bastante, ya que también incorpora faldones, molduras y techo en negro. Donde sí hay más personalidad es en el interior. Las costuras rojas en salpicadero, puertas y asientos, el logotipo GTX en los respaldos delanteros y algunos detalles en el volante le dan un aire más dinámico sin caer en excesos.

Donde realmente se marca la diferencia es en la parte técnica. El Volkswagen ID7 Tourer Pro S utiliza un motor trasero de imanes permanentes con 286 CV, mientras que el GTX añade un segundo motor asíncrono de 109 CV en el eje delantero. El resultado no es solo más potencia, sino también tracción total, algo que Volkswagen vuelve a denominar 4Motion, aunque aquí no exista conexión física entre ambos ejes. Todo se gestiona de forma electrónica, acoplando el motor delantero en milésimas de segundo cuando hace falta.

Esta configuración tiene una ventaja clara si hablamos de remolque. El ID7 GTX puede arrastrar hasta 1.800 kg, frente a los 1.000 kg del Pro S. Para quien viaje con caravana o remolque, este punto puede ser decisivo. En ambos casos la batería es la misma, la de mayor capacidad disponible en el ID7 Tourer, con 86 kWh útiles.

Aquí hay una importante y puede que para muchos gran diferencia. Y es que con este pack, el Pro S logra 702 km de autonomía homologada. Frente a esto, el GTX se queda en 588 km. Más que suficiente para viajar con comodidad, pero que supone un 16% menos alcance. Demasiado.

En carga rápida no hay diferencias: ambos admiten hasta 200 kW. Sí cambia el consumo homologado. El Pro S es especialmente eficiente, con 14,3 kWh/100 km, mientras que el GTX sube a 16,8 kWh/100 km. La velocidad máxima está limitada en los dos a 180 km/h, pero en aceleración el GTX se impone con claridad: 0 a 100 km/h en 5,5 segundos, frente a los 6,7 segundos del Pro S, que tampoco es precisamente lento. Como vemos, en el caso de la autonomía hay gran diferencia, pero en la aceleración no es tan importante o influyente.

Al ponerse en marcha, el GTX deja claro que no es idéntico. El radio de giro es mayor, aproximadamente metro y medio más, algo lógico por la tracción total. El chasis también está afinado de forma algo más firme. Aun así, sigue siendo un coche cómodo. El sistema de suspensión adaptativa, de serie en el GTX y opcional en el resto de la gama, permite ajustar la dureza de los amortiguadores. Incluso en el modo más firme, Volkswagen ha sabido mantener un compromiso razonable con el confort.

En carreteras reviradas, el Volkswagen ID7 GTX se muestra muy aplomado y predecible. Es un coche grande y pesado, sí, pero transmite seguridad y sigue bien la trazada. No tiene la agilidad de una berlina deportiva tradicional, pero ofrece un alto nivel de control. Y aquí conviene ser justos: el ID7 Tourer Pro S también lo hace muy bien. Quizá es algo más blando, pero su chasis está a un gran nivel. De hecho, el ID7 es, sin discusión, el modelo que mejor se conduce de toda la familia ID.

Volviendo a las prestaciones, el GTX es rápido, pero no emociona como podría sugerir su apellido. Volkswagen permite activar sonidos artificiales por los altavoces, pero la experiencia sigue siendo algo fría. Para dar ese plus de sensaciones haría falta una puesta en escena similar a la que Hyundai ha logrado con el Ioniq 5 N.

En cuanto al precio, la diferencia entre ambos está en 4.500 euros en el mercado español si los comparamos sin opciones. El Pro S arranca en los 58.680 euros, mientras que por su parte el GTX parte desde los 63.125 euros.

Y aquí tenemos una de las explicaciones del poco éxito del ID.7 en nuestro país, donde por 46.900 euros podemos llevarnos un Polestar 2, en su versión de acción trasera y amplia anotomía, 659 km, un modelo algo más pequeño y manejable a la hora de aparcar que el alemán, que por 50.700 euros nos ofrece la versión de dos motores y 421 CV, que llega a los 596 km WLTP.

También tenemos el nuevo Xpeng P7, que es una propuesta de tamaño similar, cerca de los 5 metros de largo, pero con un planteamiento de batería más pequeña y mayor eficiencia. En su versión de tracción trasera logra 576 km, con un precio desde 47.000 euros. Un modelo que destaca por su sistema de carga ultrarrápida a 800V, que en apenas 12 minutos le permite pasar del 10 al 80%. Algo que permite compensar en parte su menor autonomía.