El centro tecnológico vasco IK4-IKERLAN lidera el proyecto europeo ‘Batteries 2020’, que propone reciclar las baterías como acumuladores para energías renovables una vez que estas hayan cumplido con su trabajo dentro de los coches eléctricos y necesiten ser cambiadas por unas nuevas, una iniciativa pionera que además quiere investigar en la búsqueda de baterías más duraderas y con mayores autonomías.
El proyecto cuenta con un presupuesto de 8 millones de euros, financiados en parte por la Unión Europea a través del VII Programa Marcoy, un proyecto en el participan empresas tan ariadas como Abengoa o FIAT, además de universidades y centros de investigación de referencia de varios países como la prestigiosa de Aquisgrán, Alemania, Aalborg (Dinamarca), y Bruselas.
Además de ser los encargado de coordinar todo el proyecto, el centro tecnológico vasco se dedicará a investigar estrategias para alargar la vida útil de las baterías y a estudiar su fiabilidad. También se encargará de establecer cómo deben funcionar de una manera más eficiente en la primera vida y de estudiar con qué parámetros deben contar para ser reutilizables en la mencionada segunda vida.
De esta forma además de proporcionar un valor residual más elevado a las baterías desgastadas, esta iniciativa permitirá que se utilicen para potenciar energías renovables como la eólica, una fuente impredecible que cuenta con una mayor producción en las horas de menor consumo y que necesitan una fórmula para capturar esa energía para ser utilizada en otros momentos de mayor demanda.
Una de las partes más interesante de esta tecnología es que podrá ser utilizada tanto por las empresas como por los particulares, esta última opción cuenta con mucho potencial en países como Alemania, donde la gran extensión de paneles solares, 20 GW, y las malas condiciones de radiación solar hace más interesante el uso de acumuladores de este tipo.
Pero como hemos dicho además de proporcionar una segunda vida a las baterías, el programa pretende investigar las posibilidades de mejorar su eficiencia, todo con el objetivo de lograr aumentar entre un 30 y un 40% su capacidad al mismo tiempo que se busca la forma de doblar su vida útil.
Lo más importante en estos casos además de las palabras son las realidades, y de esa forma se estima que para dentro de dos años se den a conocer los primeros diseños de baterías nacidas de este ambicioso proyecto que tendrá un duro trabajo por delante, todo en un sector donde los grandes fabricantes están comenzando a invertir grandes cantidades de dinero y recursos, aunque nunca se sabe quién dará con la tecla adecuada para la fabricación de la batería que lo revolucione todo.
Vía | Guk
