Un vistazo al Volkswagen XL1 en Barcelona
En el stand de Volkswagen en que EVS27 de Barcelona había una representación de lo más variopinta. Desde el VW e-Up, hasta el Porsche Panamera enchufable, una oferta dentro del segmento de la movilidad eléctrica con contaba con el más extravagante de todos, el Volkswagen XL1.
El modelo más radical a nivel de diseño de VW mostraba su diseño ante el público. Como recordamos, el XL1 es un prototipo que ha salido a la venta en una edición limitada de apenas 250 unidades y por un precio de 120.000 euros. No es que hablemos de un superdeportivo ni un coche volador, si no un vehículo de dos plazas capaz de overse con menos de 1 litros cada 100 kilómetros, un coche que en las fotos parece feo, pero que en vivo y en directo…es todavía peor.
El XL1 esconde un sistema híbrido enchufable en su interior. Este es uno de sus pocos atractivos. Una pieza de ingeniería que lo apuesta todo por una aerodinámica que roza la perfección, 0.18Cx, y un sistema de propulsión donde el motor eléctrico apenas cuenta con 20 kW (27 CV. El XL1 necesita 12.7 segundos para llegar a los 100 km/h. Una combinación algo modesta para un coche de este precio.
Pero como hemos dicho, en Barcelona hemos podido ver una de esas 250 unidades fabricadas. Precisamente nos explican los responsables que al no existir unidades de demostración, esta seguramente era propiedad de alguno de esos coleccionistas, y por lo tanto no podía abrirse, por lo que hemos tenido que contentarnos con ver el exterior.
Su línea ultra baja era previsible. Llama la atención que incluso en la versión de calle, los retrovisores han sido sustituidos por cámaras. La pregunta es donde se ve la imagen de esas cámaras. Pues la solución de VW ha sido colocar un par de pantallas en cada una de las puertas, así el conductor simplemente tendrá que girar la cabeza como si de un retrovisor convencional se tratase, aunque situado un poco por debajo de donde suele estar.
Mención aparte merecen los tapacubos de las ruedas delanteras. Un detalle poco digno de un coche de 120.000 euros, y que sorprendía a todos los que se acercaban a ver el XL1.
La parte delantera es pasable. Un diseño que nos recuerda a una nave espacial y que sorprende por lo redondeado de su línea. Algo que nos llama la atención es la anchura de las aletas que extienden la chapa más de lo esperado en un principio, y que le proporcionan un aspecto de bañera. Pero din duda donde los diseñadores lo han dado todo, en el sentido más peyorativo de la palabra, es en la parte trasera.
El sistema para tapar las ruedas trasera y reducir la fricción del aire simplemente da un aspecto ridículo al XL1. Un diseño con el que cualquier conductor será la burla de su vecindario y que es difícil explicar con palabras. Sólo hay que imaginarse salir de tu garaje con esto, y ver la cara de la gente al pensar lo que has pagado por el.
La conclusión es que hay veces en las que un prototipo no llega al mercado, y es una pena. Pero también tenemos el ejemplo contrario. Prototipos que nunca han debido dejar la mesa de diseño, y servir simplemente como laboratorio de futuras soluciones. El Volkswagen XL1 es un ejemplo perfecto de lo segundo.