El Nissan LEAF autónomo demuestra en vivo su potencial
Si el coche eléctrico ha supuesto una revolución a nivel de eficiencia, el coche autónomo lo hará en cuanto a seguridad.
Evitar el error humano será una de sus principales objetivos, además de mejorar nuestra comodidad, al poder delegar en el propio coche el control. Algo que se agradece sobre todo en circulación por autovía. Pero ¿qué pasa si unimos al coche eléctrico y al autónomo? Pues tenemos como resultado un coche tan eficiente, como seguro, una combinación ganadora.
Finales de esta década es la fecha seleccionada por fabricantes como Nissan, para lanzar sus primeras propuestas en este prometedor segmento. Para demostrar que no hablamos de ciencia ficción, el Nissan LEAF autónomo ha salido a la calle para realizar un trayecto de algo más de 13 kilómetros, que son los que separan sus oficinas de la prefectura de Kanagawa, de Tokio.
En las imágenes podemos ver como el trayecto tiene lugar en su mayor parte por autovía. Túneles y el mal tiempo no son impedimentos para una circulación entre tráfico abierto, donde el LEAF autónomo se mueve sin problemas. Para lograrlo, una serie de sensores se encargan de medir en todo momento tanto la velocidad máxima de la vía, como los márgenes con los carriles, y también, la distancia con el resto de vehículos.
Ahora queda por ver si una vez superados los obstáculos técnicos, el coche autónomo logra superar el que parece más difícil, el de la confianza de los conductores. No será fácil acostumbrarse a que el coche se encargue de todo, tanto de mantenerse en la carretera, como sobre todo, maniobrar ante un obstáculo.
Pero el potencial es incalculable. Hace unas semanas un estudio en Estados Unidos intentaba calcular el gasto que suponen los miles de accidentes que se producen cada año, la mayor parte por errores humanos. En 2010, en total han sido 3.9 millones de personas las afectadas en accidentes (de las que han fallecido 32.999 personas) mientras que los daños materiales y personales han ascendido a 639.000 millones de euros. Unas cifras escalofriantes, que tiene en cuenta tanto el coste material, como los costes de rehabilitación e indemnizaciones y sólo en Estados Unidos.
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