La revolución de las baterías podría estar en la fabricación y no en la química
La coches eléctricos actuales tienen sus mayores problemas en autonomías cortas, tiempo de carga elevados o coste de producción más altos que un coche convencional. Gran parte de estos problemas son originados por las baterías, que aún no son capaces de ofrecer todas las prestaciones que necesita un coche eléctrico para competir con uno térmico. Muchos laboratorios se encuentran en busca de la revolución de las baterías.
Cada cierto tiempo nos llega una noticia acerca de una batería nueva que revolucionará el mundo de la movilidad eléctrica. Estas revolucionarias baterías utilizan químicas o materiales nuevos, como pueden ser el aluminio-aire, litio-aire, litio-azufre, sodio, grafeno…o como diría alguno de nuestros lectores, colacao-galletas o ginebra-tónica.
Las baterías suelen prometer grandes densidades de energía, rapidísimas recargas o costes de fabricación muy baratos. Pero normalmente en eso se quedan, en promesas.
En cambio, la última noticia que nos ha llegado anuncia algo diferente. Las nuevas baterías de iones de litio de 24M, prometen un coste de producción más bajo y una densidad de energía más alta. O lo que es lo mismo, misma química pero mejores prestaciones. Con esto no quiero decir que lo que anuncian sea cierto, pero quizás sea esa la dirección a seguir.
Otro ejemplo de variación en las baterías de litio serían las baterías de polímero de litio. Este tipo de baterías es utilizado por KIA en su Soul EV y por Bolloré en su Bluecar. Estas baterías disponen de una mayor potencia de salida y algo más de densidad energética, pero a cambio pierden algo de vida útil respecto a las de litio convencionales.
Otra de las vías de investigación para la mejora de este tipo de baterías son los electrodos. Utilizando diferentes materiales se pueden conseguir mejoras comportamientos frente a la recarga rápida por ejemplo. En este ámbito se espera que el grafeno tenga mucho protagonismo en el futuro, a pesar de que corra el riesgo de convertirse en la eterna promesa de las baterías.
Por ahora, a falta de un paso definitivo en otro tipo de química, las empresas están apostando por la fabricación de celdas de iones de litio a gran escala. De este modo se consigue una importante reducción de precio que permitirá a los coches eléctricos competir en mejores condiciones contra los de combustión. Como ejemplo tenemos la multimillonaria inversión hecha por Tesla y Panasonic en la Gigafábrica de Nevada.
Cabe la posibilidad que las baterías de iones de litio sean las elegidas para electrificar el parque automovilístico mundial. ¿Por qué buscar una química revolucionaria, si igual ya hemos encontrado la adecuada? A corto plazo parece difícil que pueda aparecer una química nueva. Puede que más allá de 2020.
Es posible que la tecnología ya la tengamos. Lo que hay que conseguir es una reducción de precio. Y eso se puede conseguir con un cambio en el proceso de fabricación o gracias a la economía de escala. Eso, sumado a una mejora en la densidad energética podría ser suficiente. Vosotros, que opináis, ¿Serán las baterías de litio las encargadas de liderar la revolución de la movilidad eléctrica o aparecerá una química nueva?