La pasada primavera Francia puso en marcha un ambicioso plan para animar a aquellas personas que querían dar el salto de un coche diésel a un eléctrico, aumentando la ayuda disponible gracias al Superbonus.
Este requería la entrega de un coche diésel matriculado antes de 2000, lo que suponía una antigüedad mínima de 15 años, y tenía como objetivo retirar de la carretera a unos modelos especialmente contaminantes que no contaban con elementos como filtros anti partículas.
Ahora la Ministra de Ecología y Energía francesa, Ségolène Royal, ha anunciado que el programa se ampliará y permitirá la entrega de coches diésel 10 años de antigüedad. Un cambio que permitirá acceder a un importante número de usuarios al programa.
Como recordamos, el Superbonus supone añadir otros 3.700 euros a los 6.300 euros que cualquier usuario puede pedir a la hora de la compra de un coche eléctrico. En total 10.000 euros que en algunas regiones puede ampliarse con las ayudas que estas ofrecen.
Una modificación que sumada al anuncio de la retirada de los beneficios fiscales a gasóleo, que en menos de cinco años tendrán que contar con un precio similar al de las gasolinas, supone un duro golpe a las motorizaciones de gasóleo que han pasado de ser las preferidas por casi todos, a ser unas verdaderas apestadas que corren el riesgo de desaparecer en favor de otras formas de movilidad mucho menos contaminantes y peligrosas.
Vía | Metronews