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Tesla podría beneficiarse de las políticas comerciales de Donald Trump

Muchos recordaréis cuando el actual presidente de los Estados Unidos llegó al poder, convocó un consejo de asesores formado por los más reconocidos directivos ejecutivos de las empresas americanas. Entre ellos estaban destacadas figuras como Tim Cook, presidente de Apple, y también Elon Musk, máximo responsable en Tesla. Un consejo que terminó con la salida del propio Musk después de que el presidente protagonizase algunas polémicas.

Pero ahora parece que las posiciones se han vuelto a acercar a raíz de la propuesta de Trump de renegociar los acuerdos comerciales con el resto de mercados, incluyendo a China.

La cuestión es que en estos momentos si una marca americana, o europea, quiere vender coches en aquel mercado, tendrá dos opciones. Una es fabricar en su país y enviar los vehículos a China, pagando un 25% de aranceles de entrada. La otra es asociarse con un fabricante local al 50%, y compartir la propiedad de la marca en ese mercado.

El propio Musk ha indicado en Twitter que este acuerdo es totalmente injusto, ya que si un fabricante chino quiere vender en Estados Unidos, sólo debe pagar un 2.5% de aranceles, y luego puede tener una fábrica propia sin necesidad de asociarse con nadie.

Detrás de estas reivindicaciones de Tesla está su intención de establecer una fábrica en China. El principal mercado del automóvil de mundo, y que se ha convertido también con mucha diferencia en el primero en número de ventas de coches eléctricos. Un pastel muy interesante que se ve minimizado precisamente por los duros requisitos para operar allí.

Tesla lleva tiempo intentando abrir una fábrica en la zona de Shanghái. Incluso se ha rumoreado que el gobierno crearía zonas económica especiales para favorecer la instalación de fábricas dedicadas a la producción de coches eléctricos. Todo con el objetivo de mejorar la oferta e incrementar las ventas de este tipo de vehículos. Medidas que no han llegado de momento a ponerse en marcha.

El principal problema es que lo que propone Trump podría beneficiar a Tesla por un lado, pero perjudicarle por el otro. Y es que el presidente está convocando los tambores de guerra comercial también con Europa. Incluso ya hay las primeras consecuencias como los aranceles al acero y el aluminio. Un aluminio del que depende Tesla para fabricar sus coches.

Pero el siguiente paso podría ser un incremento de los aranceles a la entrada de coches europeos, que posiblemente será respondida por la misma medida desde Europa. Algo que supondría un encarecimiento de las tasas que deben pagar los coches de Tesla en nuestro mercado y que ahora está establecido en un 10%.

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