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A pesar de las muchas alternativas en el horizonte, las baterías de litio de momento no tendrán competencia

En los últimos años hemos visto como una amplia variedad de baterías alternativas al litio se han postulado como sus sucesoras. Que si zinc-aire, sodio, electrolito sólido, grafeno…y un largo etc. Pero al final lo que se continúa imponiendo es el litio.

En una conferencia en la universidad de Berkeley se ha analizado el presente y el futuro a corto y medio plazo de la tecnología de almacenamiento. Un escenario donde muchos aspiran al trono del litio, pero que no parece que vaya a ser sencillo arrebatárselo.

Las razones principales es que las baterías de litio están evolucionando sin parar. Se estima que entre un 5 y un 10% anuales en cuanto a aspectos como la densidad energética. A esto añaden su incomparable competitividad a nivel económico respecto a futuras propuestas. Dos factores que provocan no solo que cada vez sea más barato producir estas baterías, sino que sus aplicaciones abran nuevas posibilidades como el almacenamiento estacionario a pequeña y gran escala, además de otras como la aviación.

Un sector con un enorme potencial para los sistemas eléctricos, que permitirán ofrecer vuelos regionales no sólo con menor impacto en cuanto a emisiones, sino también con menores emisiones de ruido y un coste más competitivo que el actual.

Según los ponentes, de momento el litio seguirá siendo el dominante dentro del almacenamiento, sobre todo en sectores como el transporte. Pero eso no quiere decir que no existan retos a superar.

Los más importantes son los relacionados al suministro de algunos de sus componentes. Por ejemplo, el cobalto. Un mineral que en dos terceras partes procede de la República del Congo, y cuya producción ha sido acusada de usar mano de obra infantil y esclava. Esto, sumado al incremento de precio que está viviendo el cobalto por el incremento de la demanda, está llevando a muchos desarrolladores, como Panasonic, a trabajar en sistemas que prescinden de este material.

También hay preocupaciones con el litio. No por su disponibilidad, ni tampoco por sospechas de explotación similares a las del cobalto, pero si por su formato de extracción que supone el uso de enormes cantidades de agua. Pero en este aspecto los avances también están permitiendo ofrecer sistemas alternativas de extracción con un menor impacto.

Esto permitirá en un futuro no muy lejano lograr una producción de baterías de litio más sostenible, y económica. Algo que hará que las nuevas alternativas tengan que redoblar sus esfuerzos a la hora de competir no sólo en cuanto a densidad energética y volumétrica, y también en otros importantes como la seguridad. Sobre todo tendrán que esforzarse por lograr un precio cada vez más competitivo que permitirá al «veterano» litio seguir en la cresta de la ola unos cuantos años más.

 

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Vía | Greenbiz

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