EMT Madrid adquiere 276 nuevos autobuses de gas natural para una flota que llegará a las 672 unidades en 2020

La empresa de transporte de la ciudad de Madrid continúa con su apuesta decidida por la renovación de su flota de autobuses, optando por los modelos a gas natural como principal protagonistas. Hace dos años la EMT hizo una compra de 82 unidades del modelo de Daimler, el Citaro NGT. Un pedido que en 2017 se amplió con 314 nuevas unidades adquiridas. Algo que elevará la flota de autobuses a gas de la capital hasta los 672 vehículos para 2020.

Los vehículos adquiridos son modelos de dos puertas, de 12 metros de largo, y propulsados ​​por el motor de gas natural Mercedes-Benz OM 936 G. Un sistema que según el fabricante disminuye el límite de emisiones Euro VI por un margen significativo «en algunas situaciones».

Para los responsables de la EMT, gracias al uso de gas natural en lugar de diésel se logra reducir las emisiones de CO2 un 10% respecto a los modelos diésel. Las emisiones de ruido también se rebajan en 4 dB (A). Esto corresponde a aproximadamente la mitad del nivel de ruido percibido en un modelo diésel.

Ahora el Ayuntamiento de Madrid y la Empresa Municipal de Transportes abrirán una nueva fase en la que se destinarán 138 millones de euros hasta 2020 para la renovación de 460 autobuses para la flota municipal, entre los que hará un número todavía por confirmar de modelos eléctricos.

Con esta inversión, el 100% de la flota de la EMT estará propulsada por combustibles alternativos en 2020, tal y como marca el Plan a de Calidad del Aire, eliminando por completo la presencia de los contaminantes modelos diésel.

Estos nuevos autobuses se suman a los adquiridos entre 2016 y 2018, lo que supone una renovación de 1.349 autobuses en cinco años, lo que supone la mayor inversión en renovación de flota llevada a cabo por EMT en sus 70 años de historia, pero en la que como vemos los modelos 100% eléctricos apenas tendrán presencia en las nuevas compras.

Queda por ver como será la estrategia de la ciudad a partir de 2020. Fecha en la que grandes ciudades como Berlín ya han anunciado que terminarán la compra de modelos emisores de CO2, tanto diésel, como híbridos y a gas, optando por los eléctricos para las renovaciones de los vehículos que terminen su vida útil y que supondrá que en 2030 todos los modelos que forman su flota serán eléctricos.

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