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Berlín dejará de comprar autobuses convencionales en 2020, y tendrá una flota 100% eléctrica en 2030

La empresa de transporte de Berlín, ha confirmado los ambiciosos planes para comenzar la transición hacía formas de movilidad más sostenibles, y en 2019 empezarán a sustituir a los modelos diésel y a gas por autobuses eléctricos. Un proceso paulatino que tendrá como resultado una flota 100% eléctrica poco más de 10 años y que supondrá sustituir 1.500 vehículos.

Uno de los retos a los que se enfrenta la ciudad alemana es el coste. Según las estimaciones de la Compañía de transporte público de Berlín (BVG) cada autobús eléctrico y su correspondiente infraestructura de recarga tendrá un precio de 600.000 euros. Por su parte un modelo diésel de las mismas características tiene cuesta una cuarta parte de esta cifra.

Pero esto no será un freno para la electrificación de Berlín, que comenzará en 2019 con la incorporación de los primeros 15 modelos. Unidades que serán suministradas por Daimler, y también por el fabricante polaco Solaris, propiedad de la española CAF.

Una pequeña flota que comenzará sus trabajos en el primer trimestre de 2019, y que se encargará principalmente de los recorridos cortos dentro del centro de la ciudad. Algo que explican los responsables del proyecto se debe a que la autonomía de estos modelos, 150 kilómetros, no es suficiente para cubrir las necesidades de las líneas más largas, que requieren entre 200 y 500 kilómetros diarios.

Para el ayuntamiento no hay alternativa, y para cumplir con sus objetivos de reducción de emisiones se han propuesto no comprar más modelos convencionales a partir de 2020. Momento en el que acelerarán la adquisición de nuevos autobuses eléctricos y que tendrá su culminación en 2030 cuando todos los autobuses de la ciudad sean eléctricos.

Una de las peculiaridades que han obtenido desde la empresa de transporte, es que no será posible hacer un cambio de 1 a 1 en la sustitución de un diésel por eléctrico. Según las estimaciones será de 0.8 a 1, lo que obligará a aumentar la cifra de los 1.500 actuales, a unos 1.875 unidades.

El espejo en el que se han mirado las autoridades de Berlín ha sido el ejemplo de la ciudad china de Shenzhen, donde entre 2009 y 2017 se han sustituido la totalidad de los 17.000 autobuses que circulaban por sus carreteras por modelos eléctricos. Unas visitas de los alemanes que han mostrado el potencial, pero también las limitaciones en cuanto a autonomía de estos vehículos, y que requiere un análisis profundo para conocer las necesidades que tendrán una flota totalmente eléctrica.

Un ejemplo que a pesar del coste económico, es posible realizar una transición hacia una flota eléctrica de autobuses urbanos, lo que acarreará grandes beneficios como un menor coste operativo de la flota, así como sobre todo menores emisiones contaminantes dentro de la ciudad. Y esa sin duda es la mejor inversión posible.

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Vía | Morgenpost

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