Cada vez es más larga la lista de países que han dado un paso adelante para poner fecha final a las ventas de coches diésel y gasolina. Una acción política con un gran calado mediático, que suele proponer un proyecto a largo plazo destinado a forzar a las marcas a comenzar a moverse en la dirección correcta.
El último en sumarse a esta tendencia ha sido Suecia. Esta semana el gobierno sueco ha confirmado el proyecto para prohibir la venta de nuevos coches diésel o gasolina a partir de 2030. Una fecha que se enmarca dentro de lo que otros estados de la región han establecido el pasado año, como Noruega que se ha propuesto hacerlo ya en 2025.
De esa forma Suecia se suma a un número de estados y ciudades que han decidido poner fecha final a las ventas de nuevos modelos con motor de combustión. Entre ellos podemos destacar además de Suecia y Noruega, a Holanda, que ha marcado 2030 como fecha límite, y que comparte con otros como Dinamarca, Irlanda, India o Israel.
Por su parte grandes potencias en cuanto a ventas como Francia y Reino Unido se han propuesto hacerlo en 2040. Una fecha que también ha indicado el gobierno de España, aunque en una ley que todavía no ha sido sellada por el Parlamento.
Por su parte muchas ciudades a lo largo de todo el mundo no han querido esperar por sus gobiernos y se han puesto manos a la obra para expulsar del centro de sus ciudades a los contaminantes coches con motor de combustión. Lugares como Barcelona, Atenas, Bruselas, Copenhagen, Londres y otras han puesto como 2030 la fecha en la que no podrán acceder los coches convencionales.
Pero hay un grupo de urbes que no han querido esperar más, y ante las elevadas cifras de emisiones contaminantes han procedido a poner en marcha medidas de restricción de acceso ya el 2018. Lugares como Hamburgo han comenzado el pasado año a cerrar el acceso de los diésel más contaminantes a su centro, algo que también hemos podido ver en Madrid con la puesta en marcha de «Madrid Central». Oslo lo hará este 2019 y Roma ha confirmado que lo pondrá en marcha en 2024.
Medidas que tienen un coste electoral a corto plazo, pero que se están mostrando extremadamente efectivas no sólo para reducir las emisiones, sino directamente para reducir el tráfico en las congestionadas zonas urbanas de las ciudades que gracias a la reducción de tráfico y contaminación viven un incremento en el número de visitantes. Repercusiones a las que podemos añadir el incremento del interés de los ciudadanos en los vehículos eléctricos, como una forma de poder sortear los problemas de acceso.
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Vía | Svenska