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Opinión: ¿Pueden ser los coches eléctricos la tabla de salvación de Jaguar?

El otro día analizábamos la posibilidad de que ante el éxito que estaba logrando el Jaguar i-Pace, el fabricante británico podría acelerar sus planes de expansión en el sector del coche eléctrico con movimientos como la fusión del XE y el XJ, que se transformarían en una única opción y además 100% eléctrica. Un paso que después tendría continuidad con otras propuestas.

La cuestión es que las cifras de ventas en Jaguar, exceptuando al i-Pace, no marchan muy bien. El resultado ha sido que el pasado año se ha cerrado con un 4.6% menos matriculaciones que el anterior, con una dinámica muy negativa ya que en diciembre la caída ha sido del 11.4%. Y eso a pesar del fuerte apoyo que ha supuesto el todocamino eléctrico que ha ayudado a mitigar el derrumbe.

El efecto en la empresa matriz, Tata Motors, no se ha hecho esperar. Y es que Jaguar-Land Rover suponen el 80% de las ventas a nivel mundial de Tata, lo que ha arrastrado sus acciones que el pasado año han caído nada menos que un 60% debido a las malas noticias.

Debido a esta dinámica, a la que podemos sumar la entrada en vigor de las nuevas normas sobre emisiones en mercados como Europa, o el programa de cuotas de China, es de esperar que desde Tata Motors se estén planteando grandes cambios para revertir la situación.

Sin duda el más evidente, a la vista de la acogida del i-Pace, que ha ocupado el 7.5% de las ventas de Jaguar en Europa el pasado año, con un diciembre espectacular, hace pensar que el siguiente movimiento será la electrificación de nuevos modelos, con el lanzamiento de una berlina que rompería un poco la dinámica del todocamino, pero que parece lo más lógico si tenemos en cuenta que ya cuentan con un SUV, y además la demanda de berlinas en Europa tampoco se está derrumbando. Sobre todo cuando esta es eléctrica, y ofrece beneficios evidentes frente a un todocamino, como es una mejor aerodinámica y más autonomía.

Si tuviésemos que apostar por un primer movimiento, lo haríamos por el XE. Un modelo de 4.6 metros de largo que encajaría dentro de un mercado de volumen más activo que una gran buque insignia de más de 5 metros. Un complemento perfecto para el i-Pace, que se situaría en un nicho con bastante tradición en Europa, pero también en China.

Un modelo que no debería diferenciarse demasiado del i-Pace en cuanto a precio, situándose incluso por debajo del mismo todocamino, y convirtiéndolo en la opción más económica de la gama en relación a los sistemas eléctricos.

De esa forma Jaguar entraría en un mercado en el que podemos encontrar propuestas actuales, o cercanas a llegar, como el Tesla Model 3, el Polestar 2, o el BMW i4, y donde sin duda encaja a la perfección el diseño y calidad de Jaguar.

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