De acuerdo con unas polémicas declaraciones realizadas recientemente por Sarah Maryssael, gerente global de suministro de metales para baterías de Tesla, dentro de poco la industria podría enfrentarse a una escasez global de materiales clave para la fabricación de baterías para coches eléctricos, situación debida a la escasa inversión en minería, que no se corresponde con la creciente demanda.
Así, en los próximos años podría haber escasez de níquel, cobre y litio en paralelo al aumento en las cifras de ventas de coches eléctricos. Esto tendrá como consecuencia un aumento en los precios de los minerales (recordemos que un coche eléctrico por ejemplo emplea a día de hoy el doble de cobre que un modelo con motor de combustión interna).
Sin embargo, esta escasez no se deberá realmente a una falta de materiales, sino a la capacidad de la industria para extraerlos: al ser las inversiones en minería reducidas respecto a la creciente demanda, el ritmo de obtención de los metales necesarios para construir baterías no es lo suficientemente elevado, lo que tendrá como resultado la aparición de cuellos de botella en la producción de packs.
A pesar de que empresas como Audi han decidido resucitar sus programas de pila de combustible de hidrógeno para poder hacer frente a una posible escasez de baterías en el futuro, lo cierto es que la apertura de nuevos yacimientos, la mayor inversión en minería, la llegada de tecnologías sustitutivas y el desarrollo de baterías más avanzadas con químicas simplificadas deberían permitir a la industria sortear este problema.
Actualmente, la mayor parte de los fabricantes de baterías y automóviles están intentando disminuir el porcentaje de cobalto de sus celdas, un metal muy caro que además procede de países como la República Democrática del Congo, donde se obtiene en minas que no respetan los derechos laborales e incluso llegan a utilizar mano de obra infantil. Sin embargo, esta reducción conllevará por ejemplo un mayor uso de níquel.
A día de hoy, China controla alrededor de dos tercios de la capacidad de fabricación de baterías del mundo (para 2021 la cifra será del 73%), mientras que gran parte del suministro de litio global procede de países como Chile, Argentina y Australia. Para frenar el dominio chino, Estados Unidos está intentando hacer más laxas las regulaciones para abrir nuevas minas, en un intento por mejorar su competitividad en un sector que será clave en un futuro cercano.
La demanda de litio se triplicará respecto a la actual para el año 2025, por lo que el Banco Mundial ha creado un fondo dedicado a promover la minería sostenible para la obtención de metales clave en la producción de vehículos eléctricos. Con este fondo se apunta además a garantizar que los países que alberguen las minas realmente se beneficien de la extracción.
Por otro lado, regiones como la Unión Europea están trabajando duramente para que los procesos de extracción de minerales sean cada vez más respetuosos con el medio ambiente (utilizando por ejemplo energías renovables), así como para que los materiales que componen los packs sean reciclados y reutilizados para la fabricación de nuevas baterías, lo que permitirá crear una verdadera economía circular.
Fuente | Oil Price