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Noruega nos muestra la importancia de expandir una amplia red de recarga para coches eléctricos

Noruega se ha convertido en una referencia y todo un laboratorio viviente para el desarrollo de la movilidad eléctrica masiva. Las ventas de coches eléctricos no hacen más que aumentar, lo que está poniendo en duros aprietos a una red de recarga que a pesar de ser la envidia de cualquier país, marcha cada vez más rezagada en despliegue respecto a las nuevas matriculaciones.

La estadísticas muestran que a fines de 2016 había en el país nórdico un total de 97.532 coches eléctricos registrados, y 7.701 puntos de carga públicos. Algo que nos daba por entonces una proporción de 12.7 coches por cada punto. Dos años después, a fines de 2018, había 195.351 vehículos registrados, lo que ha supuesto duplicar su número. Pero por su parte las estaciones de carga han aumentado un 41%, dejando la proporción en 18 coches por punto.

Y todo esto a las puertas de un 2020 que supondrá una revolución en cuanto a oferta, y por lo tanto previsiblemente en cuanto a ventas de vehículos.

Según los expertos, de momento esto no es un problema ya que la mayor parte de las recargas se realizan en casa. Apenas el 13% de los noruegos usa habitualmente una estación pública más de una vez a la semana. Pero al mismo tiempo advierten de que el ritmo de ventas está todavía acelerándose, y que en los próximos años se multiplicarán las ventas y con ello la demanda de carga pública.

Según la Administración de Carreteras Públicas de Noruega, a fines de septiembre de este año había 254.330 vehículos eléctricos registrados en Noruega. En cuanto a la red de carga, los datos disponibles indican que en total hay 12.375 puntos de carga públicos. Esto significa que en los últimos meses la proporción coche/punto se ha seguido deteriorando, con 20.5 coches por punto.

Christina Bu, Secretaria General de la Asociación Noruega de Automóviles Eléctricos

Según la asociación del coche eléctrico noruego, Elbi.no, los datos de ventas indican que en estos momentos el país debería estar construyendo unos 1.200 nuevos puntos de carga. Pero la realidad muestra que no se llega a la mitad de esa cifra. Algo que supone elevar las preocupaciones de que se produzcan largas colas en las estaciones a corto plazo, y es que ya en 2019 los datos muestran que el 64% de los propietarios indican tener que hacer colas en los cargadores rápidos de forma ocasional, algo que supone aumentar en 10 puntos la cifra de 2018, y 25 puntos respecto al 2017.

Entre los motivos para ralentizar el despliegue están argumentos como que los coches cada vez tienen más autonomía, y necesitan menos paradas en los puntos públicos. Pero desde la asociación se indica que es al revés, ya que al contar con amplia autonomía normalmente estos modelos han ocupado el puesto de primer coche de la vivienda, y recorren muchos más kilómetros que un segundo o tercer vehículo. Algo que se traduce en más visitas a los puntos públicos.

La llegada de estaciones de carga ultra rápida tampoco parece ser la solución. El principal problema es que de momento hay pocos vehículos compatibles con las mismas, y la mayor parte de la actual flota está formada por vehículos que no son capaces de pasar de 50 kW en el mejor de los casos.

Desde la asociación indican que la clave es lograr que el despliegue de puntos de recarga se anticipe al ritmo del mercado. Algo para lo que el gobierno de Noruega se está preparando para apoyar una importante inversión para ampliar de forma masiva la red, que se adelante a una explosión en ventas que se espera en los próximos meses gracias a la llegada de las muchas propuestas que debutarán en 2020.

Un caso que como vemos nos enseña que en la disyuntiva del huevo o la gallina, que debe ser antes si la red de carga o los coches, en el caso de Noruega han descubierto que es mejor que la red crezca de forma anticipada al ritmo del mercado, para de esa manera evitar los problemas que una sobre carga tendrá entre los usuarios menos entusiastas y más pragmáticos.

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