Esta semana el equipo de investigación de Biosolar ha confirmado la buena marcha de sus trabajos. Un desarrollo que supone uno de los más prometedores dentro de la industria y que busca diseñar una batería de elevada densidad energética, pero que pueda ser fácilmente fabricada con materiales y líneas de producción actuales. Algo que permitirá además rebajar el precio del kWh hasta un 50% respecto a las cifras actuales.
Una de las principales novedades es la confirmación del salto a las celdas 21700. Un cambio de formato que se adapta a la dinámica del mercado que está dejando atrás las clásicas 18650, y que ahora optan por el nuevo sistema que permite mejorar la densidad energética.
También han confirmado un acuerdo con un productor de ánodos estadounidense que ha desarrollado un sistema que añade silicio a la composición. Un ánodo de silicio-litio altamente iónico que está diseñado para mejorar la eficiencia del primer ciclo de la batería, así como extender la vida útil en cuanto a ciclos de carga y descarga, y la capacidad de potencia.
Esto ha permitido el desarrollo de una nueva remesa de prototipos que han sido enviados a los socios de Biosolar, entre los que se rumorea está el grupo Volkswagen, que se encargarán de realizar una segunda fase para determinar la viabilidad de este nuevo compuesto. Unas pruebas que comenzarán a principios de 2020 y que seguirán a los exitosos test realizados este mismo año.
Como recordamos, la clave de esta propuesta se radica en un ánodo de silicio (Si) formado a base materiales orgánicos y polímeros conductores, que permiten utilizar la totalidad de la capacidad convencional de ánodo. Este ánodo promete poder procesarse a partir de agua y solventes ecológicos, lo que elimina los elevados precios de los solventes tóxicos, elimina las altas temperatura de los procesos de secado y agiliza todo el proceso productivo.
Otra de las claves de la batería de Biosolar es el uso de materiales de bajo coste, lo que permitirá reducir el actual coste de producción de una batería. El resultado será un tipo de celdas con el doble de densidad volumétrica,1000 Wh/L, más económicas y que además desde Biosolar indican contarán con una vida útil más larga que las actuales.
Y es que en el plano económico es donde más ambiciosos se han mostrado desde la compañía, y en su momento apuntaban a una cifra de 54 dólares el kWh en celda. Un precio claro, al que hay que sumar el coste del pack, electrónica y refrigeración una vez en el coche. Una cifra realmente competitiva que está por confirmar si han logrado alcanzar en esta última fase que pavimentaría el camino para lograr el objetivo de dar por finalizada la fase de pruebas a finales de 2020, y comenzar la comercialización a gran escala en 2021.
Por supuesto, queda por ver si las cifras finales son las mismas que las anunciadas, y si Biosolar logra situarse en el grupo de cabeza de una competitiva industria que está a las puertas de una revolución en cuanto a oferta y marcas de vehículos involucradas, pero también como vemos, a las puertas de una revolución tecnológica que de confirmarse permitirá acelerar la expansión del coche eléctrico.
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Fuente | Biosolar
