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Micro Mobility y Artega llegan a un acuerdo: tanto el Microlino como el Karo-Isetta llegarán al mercado

El Isetta fue un diminuto micro-coche con forma de burbuja muy popular en la posguerra europea. Este vehículo de origen italiano fue producido bajo licencia en numerosos países, siendo de hecho el modelo que salvó a BMW de la quiebra en los difíciles años 50. Ahora, la empresa Micro Mobility Systems quiere traer de vuelta al Isetta con un diseño modernizado y un tren motriz eléctrico bajo el nombre de Microlino.

El Microlino es una apuesta personal del suizo Wim Ouboter y sus hijos Oliver y Merlin, los cuales ya han recibido 16.000 reservas en firme del nuevo modelo. El vehículo tendrá dos baterías disponibles, una de 8 kWh y otra de 14,4 kWh. El motor tendrá en todos los casos 20 cv de potencia. La velocidad máxima será de 90 km/h, y hará el 0 a 50 km/h en apenas 5 segundos. Su autonomía aproximada será de 125 km con la primera batería y 200 km con la segunda. La carga tardará 4 horas en completarse en una toma doméstica, y apenas 60 minutos en un Wallbox.

El precio de partida de este vehículo de 2,5 metros de largo será de 12.000 euros. Inicialmente, la producción del Microlino fue encargada a la italiana Tazzari y a su división TMI, la cual también se iba a encargar del desarrollo final del modelo. TMI fue vendida en 2018 a Artega, una compañía alemana. Micro Mobility no pudo oponerse a la venta de TMI porque su contrato no tenía una cláusula que la cubriera en caso de cambio de control del proyecto.

Debido a la decisión de no mantener ningún empleado de TMI, los retrasos en el lanzamiento del Microlino comenzaron a acumularse. Klaus Dieter Frers, cofundador de Artega, exigió el último pago a Micro Mobility cuando consideró que el desarrollo del pequeño vehículo había finalizado, pero la primera detectó varios fallos técnicos y aplazó el pago hasta que el proyecto estuviera realmente finalizado.

En esta situación, Frers decidió «quedarse» con el proyecto: «Artega ha desarrollado significativamente el Microlino y Micro Mobility no ha querido realizar ninguna contribución económica», por lo que comenzó a anunciar su propio Microlino, el Karolino. Wim Ouboter negó que la mayor parte del desarrollo hubiera sido realizado por Artega, pues Micro Mobility llevaba 4 años inmersa en el proyecto, mientras que la empresa alemana apenas se había incorporado hacía unos meses.

Por otro lado, Micro Mobility había prefinanciado las 70 primeras unidades del Microlino, de las cuales inicialmente solo se le dio una: Artega se negó a entregar el resto, rebautizándolas como Karolinos. Micro Mobility, que había llevado a Tazzari el diseño final del Microlino con la intención de finalizar el desarrollo para llevarlo a producción, afirma que el Karolino es al 99,9% un Microlino.

Frers afirmó en su momento que el contrato de TMI con Micro Mobility establecía que la primera sería el productor exclusivo del Microlino en Europa, pero al no especificarse derechos de distribución exclusivos para Micro Mobility, proclamó que Artega podía vender el mismo vehículo con un nombre diferente. Artega ya había registrado dominios web con el nombre Karolino antes incluso de la compra de TMI, por lo que parece obvio que el objetivo de Frers fue desde el principio robar el proyecto a Micro Mobility. Con todo, los tribunales europeos prohibieron a Artega hacer uso del nombre Karolino por su parecido con Microlino, rebautizándolo como Karo.

Tras numerosas disputas legales, el 2 de enero Micro Mobility y Artega llegaron a un acuerdo: Wim Ouboter ha recuperado la licencia de fabricación del Microlino, confiando su producción a la italiana CECOMP, mientras que Artega ha recibido la autorización para fabricar el Karo. «Estamos felices de finalmente poder cerrar este desafortunado episodio y poder centrarnos completamente en nuestra visión de la movilidad eléctrica».

Frers por su parte declara que «el mercado es lo suficientemente grande para dos proveedores. Con el ADN de Artega, estamos trabajando en el desarrollo de nuestro vehículo urbano, basado estrechamente en el modelo histórico Isetta». Parece pues que Artega se ha salido con la suya: ha consumado de forma legal el robo de todo el proyecto del Microlino y lo venderá bajo su propia marca.

CECOMP por su parte, fundada en 1978, ha participado en la construcción de modelos tan diversos como el Lancia Delta Integrale, el Volkswagen Golf o el Bolloré BlueCar. Con todo, la empresa italiana necesitará un tiempo para preparar la línea de producción del Microlino, por lo que hasta 2021 no se lanzará al mercado. Además, Wim Ouboter explica que tras analizar algunos fallos en las unidades de preserie, introducirán mejoras en el vehículo.

«Las pruebas intensivas de nuestras 22 unidades de preserie nos han demostrado que el estado de desarrollo actual no satisface nuestras expectativas en términos de rendimiento, calidad y seguridad de conducción. Por lo tanto, necesitamos cambiar más cosas de lo que inicialmente se esperaba«. Estas unidades fueron fabricadas por Artega.

Esta última por su parte ha abierto las reservas del Karo, ahora rebautizado como Karo-Isetta. Aparentemente las primeras entregas se producirán en abril de 2020, y tendrá un precio de entre 15.122 euros y 18.500 euros. Dada la celeridad de su lanzamiento, todo parece indicar que Artega lanzará «su» modelo sin corregir todos los fallos detectados por Micro Mobility. Esto podría afectar al propio Microlino, pues si su hermano Karo-Isetta se lanza con problemas de calidad y rendimiento podría hacer mucho daño a la imagen de su gemelo. Sin embargo, esto no parece preocupar a Wim Ouboter.

«Al final del día, la calidad del producto decidirá quién tendrá éxito o no. No sé los planes de producción de Artega y qué hicieron exactamente con su Karo en las últimas semanas. Pero dado que se basa en el Microlino, los cambios necesarios más grandes requerirían bastante tiempo. Sin ellos, será difícil lograr una alta calidad y un buen comportamiento dinámico, al tiempo que se mantienen los costes bajo control. Por otro lado, también creo que el mercado es lo suficientemente grande para dos jugadores y no queríamos apresurarnos con un producto que no podríamos respaldar al 100%».

¿Quién se llevará el gato al agua? Teniendo en cuenta que toda la idea original es de Micro Mobility, la cual además acumula muchas más reservas y está trabajando para solucionar una serie de fallos que probablemente se mantengan en el Karo-Isetta, queremos pensar que finalmente el Microlino se impondrá a su hermano robado por Artega.

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