Después de un periodo de validación por parte de Europa, hoy Alemania ha recibido luz verde para comenzar a aplicar el nuevo sistema de ayuda a la compra de coches eléctricos. Un proyecto que elevará los incentivos y que supondrá un revulsivo en el ya primer mercado para este tipo de vehículos en el viejo continente.
Gracias al nuevo sistema, los interesados en comprar un coche eléctrico de menos de 40.000 euros verán como las ayudas pasan de los 4.000 euros que había hasta ahora, a los 6.000 euros. Para los vehículos de más de 40 mil euros, la cantidad baja hasta los 5.000 euros. Por su parte los híbridos enchufables por debajo de los 40 mil euros recibirán 4.500 euros, y los que se coloquen por encima de ese precio 3.750 euros.
Como vemos el gobierno alemán hace una pequeña discriminación hacia los eléctricos «más económicos» pero sin dejar fuera a los más costosos. Algo que tiene una lectura de apoyar a las marcas locales, con modelos premium, pero al mismo tiempo dar incentivos a los coches con más autonomía, y que mayor impacto causan entre el resto de consumidores, incluso entre los que no pueden permitirse esas cifras, pero que se acercan al sector y pueden terminar adquiriendo un modelo más económico.
Otro factor es el de facilitar el acceso a los coches eléctricos a las rentas menos pudientes. Tanto jóvenes como personas con ingresos medios o bajos, podrán acceder a una ayuda a la hora de comprar un coche de ocasión, pero con ciertas condiciones. Por ejemplo el coche no podrá haber recibido un incentivo previo, no podrá tener más de 12 meses, y no tendrá más de 15.000 km en su marcador. En caso de cumplir todas las condiciones el comprador podrá pedir 5.000 euros de ayuda, mientras que para los híbridos enchufables usados será de 3.750 euros.
Un movimiento que supone un gesto a los concesionarios que tendrán que auto matricular, o que quieran desprenderse de sus coches de demostración.
Unas medidas que buscan acelerar las ventas de unos coches eléctricos que desde el gobierno federal esperan les permitan alcanzar los objetivos climáticos para 2030, lo que supondrá poner en la calle de 7 a 10 millones de coches para 2030. Un reto muy ambicioso que supondrá no sólo lanar incentivos, sino también expandir una amplia red de recarga pública, que será otro de los objetivos de las administración alemana.
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