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La fusión entre PSA (Peugeot-Citroën, Opel) y FCA (FIAT-Chrysler) podría verse afectada por la pandemia de coronavirus

A finales del año pasado, los grupos PSA (Peugeot-Citroën, Opel) y FCA (FIAT-Chrysler) anunciaron sus planes de fusión para conformar el cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo (por detrás de Toyota, del Grupo Volkswagen y de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi). Estaba previsto que la fusión total de ambas empresas tuviera lugar de forma paulatina a lo largo de 2020; sin embargo, la pandemia de coronavirus podría haber puesto estos planes en riesgo.

Por el momento los preparativos de la fusión continúan de la mano de una serie de equipos legales que están trabajando conjuntamente para obtener el visto bueno de las autoridades antimonopolio. En paralelo, los auditores y asesores financieros están trabajando en la documentación requerida por el regulador del mercado de valores de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.

Sin embargo, la pandemia de coronavirus ha provocado una notable caída en ventas en los principales mercados mundiales, lo que unido al cierre temporal de las fábricas como parte de las cuarentenas impuestas para frenar la enfermedad está provocando una recesión económica más que notable. Esto podría estar poniendo en cuestión los términos financieros de la fusión.

Ambos grupos necesitan fusionarse entre otras cosas por las fuertes inversiones necesarias para el desarrollo de coches eléctricos; sin embargo, las condiciones financieras iniciales (valoración de las compañías, proyecciones de ingresos, estimaciones de ventas de 2020…) tendrán que ser reconsideradas ahora debido a la crisis imperante.

Ni PSA ni FCA tienen actualmente los niveles de ingresos, los porcentajes de cuota de mercado o los mismos planes de producto que hace un mes, pues la pandemia global lo ha trastocado todo. Por ejemplo, en su momento se esperaba que al hacer una fusión al 50/50 ambos grupos pagaran un dividendo de 1.100 millones de euros a sus respectivos accionistas; además, FCA aprobaría un dividendo extraordinario de 5.500 millones de euros, mientras que PSA distribuiría entre sus accionistas su participación del 46% en Faurecia.

Sin embargo, el valor bursátil de Faurecia se ha reducido a menos de un tercio desde el anuncio de la fusión, lo que significa que la participación de PSA ha perdido valor. Por lo tanto, esto pone en ventaja a FCA frente a PSA, por lo que se tendrá que trabajar para reequilibrar la situación de los accionistas de ambas compañías.

Por otro lado, el dividendo de 1.100 millones de euros también está en el aire, pues tanto PSA como FCA necesitan reservar efectivo para poder hacer frente al colapso en las ventas de automóviles. El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, advirtió el pasado martes que las grandes compañías deberían ejercer con la mayor moderación posible el pago de dividendos, pues en la situación actual se debe emplear todo el dinero para administrar los negocios.

Por el momento PSA insiste en que la fusión sigue adelante, sin entrar en detalles sobre los posibles cambios en el acuerdo para reequilibrar la balanza con FCA. De hecho, un portavoz de PSA afirma que el cronograma de la fusión por el momento se mantiene sin cambios.

Fuente | RTL

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