El año pasado, Ford y Volkswagen firmaron una ambiciosa alianza en el sector de los vehículos industriales, la conducción autónoma y los coches eléctricos. A raíz de esto, Ford y Volkswagen compartirán el desarrollo de furgonetas y pick-up; además, Volkswagen ha invertido una ingente cantidad de dinero en Argo, la empresa de conducción autónoma de Ford. Por último, el acuerdo permitirá a Ford utilizar la plataforma modular eléctrica MEB de Volkswagen para lanzar dos modelos en Europa.
Ford actualmente cuenta con tecnología eléctrica de «origen propio» competitiva, como demuestra el ambicioso Mustang Mach-E que se pondrá a la venta a finales de año. Sin embargo, con el objetivo de reducir costes al máximo, la empresa también está colaborando con otros fabricantes: la china JMC, la india Mahindra, la estadounidense Rivian, la alemana Volkswagen… Como puede verse, la estrategia de Ford es diversificar al máximo sus colaboraciones.
El primer modelo eléctrico de Ford basado en la plataforma MEB de Volkswagen será un SUV eléctrico de menor tamaño que el Mustang Mach-E (el cual pertenece al segmento D, lo que nos lleva a pensar que el nuevo todocamino pertenecerá al segmento C), y está previsto que llegue al mercado europeo a lo largo del año 2023. En un principio su precio será «relativamente asequible».
Frente a los pragmáticos Volkswagen eléctricos basados en la plataforma modular MEB, Ford apostará por siluetas más deportivas. Por ello, en una reunión que tuvo lugar en noviembre del año pasado la firma americana pidió a sus socios alemanes que introdujeran una serie de cambios en su plataforma para que el parabrisas estuviera menos tendido y el capó fuera más largo.
Es altamente probable que el modelo de Ford cuente con el mismo tren motriz que el Volkswagen ID.3. Por lo tanto, nos encontraremos ante un modelo de tracción trasera (aunque no deberíamos descartar la llegada de variantes con tracción total para más adelante) con tres posibles baterías: de 45 kWh, de 58 kWh y de 77 kWh, más que suficientes para superar los 300 km, los 400 km y los 500 km de autonomía bajo el ciclo de homologación WLTP respectivamente.
Algunos responsables de Ford han declarado que el modelo no tendrá rasgos estéticos de Mustang; sin embargo, ciertos rumores apuntan a que la firma estaría interesada en recuperar la denominación comercial «Capri». El Capri fue un icónico deportivo que Ford vendió desde finales de los 60 hasta mediados de los 80, y su regreso respondería a la estrategia de Ford de emplear denominaciones de sus deportivos históricos (Puma, Mustang) en modelos SUV para darles un toque más «emocional».
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